Cuando una mujer decide emprender, entran
muchos factores en juego, algunos más visibles que otros, y de todos ellos, muchos tienen que ver con el género. La
situación de la mujer en la sociedad viene marcada por una socialización
diferente respecto a los hombres,
haciendo que piensen y actúen de
manera diferente en la construcción de la realidad. Ésto ha perjudicado a las mujeres en el ámbito público
y en los mercados, que ha producido una brecha de género emprendedora, explicando
de este modo, la diferencia en el número de empresas creadas, su
posicionamiento en ellas, diferentes realidades conciliadoras, y el desigual acceso a la financiación de proyectos
empresariales.
En cuanto al momento para emprender, suele
darse más frecuentemente cuando están en pareja y con una situación de
maternidad, hecho que está
relacionado con la edad media del emprendimiento femenino en España, que ronda
los 36-37 años de edad, lo que conlleva
situaciones de conciliación. Emprenden principalmente solas y como opción
personal, pero sin descartar en un
futuro incorporar alguna socia, para dar
una perspectiva interdisciplinar a su proyecto. En la descripción del modelo de negocio y
los valores elegidos, predomina el trabajo freelance, poniendo en marcha un proyecto personal hacia
la autorrealización, seguido de un emprendizaje social y que contempla el
desarrollo sostenible. Suelen financiarse con recursos propios y capitalización
del desempleo
El motivo principal para emprender es un cambio en la perspectiva de la emprendedora, que
tiene que ver con trabajar en lo que se siente realizada, y ello se da en un
momento determinado que se le denomina “punto de ruptura”. Está ligado a un
proceso interno. Es una toma de conciencia relacionada con el empoderamiento, con
el tener conciencia de las propias capacidades, experiencia, y talento. Un
cambio en los planteamientos, hacia la autorrealización, y no un proceso que
emerge de una situación de crisis económica o desesperación. Existe una necesidad de autogestión. El
emprendimiento se relaciona así, con
generar empleo con lo que uno sabe y quiere hacer y vivir de ello. De
esta manera, se desmonta el mito de que
las mujeres emprenden con una finalidad de subsistencia y de poco valor
añadido. El impulsor principal es el
empoderamiento de la mujer y tomar las riendas de su vida, alejándose del modelo de empresariado centrado en el
poder, que da la posición y el estatus.
Entre los rasgos de carácter que se
consideran impulsores en las emprendedoras, destacan el optimismo,
perseverancia y fortaleza, así como un espíritu inquieto, autoestima y
autoconfianza en el proyecto.
Los dilemas morales como la falta de
seguridad y el miedo a poner en marcha el negocio son los que menos inciden en
la decisión de emprender, y los de mayor peso,
los factores externos concretos como las limitaciones legales y
económicas que resultan agotadoras, pero a pesar de ello, las emprendedoras
ponen en marcha sus proyectos por encima de que no haya situaciones favorables
para ello. Los obstáculos que perciben las mujeres, son las actitudes, pensamientos y creencias de lo que significa ser emprendedora,
pesando mucho más que los relacionados
con el entorno. De esta forma, es visto
como un impedimento, el romper con la cultura tradicional de un empleo seguro
para toda la vida, a otro orientado en las propias oportunidades y basado en las necesidades de
autorrealización y la importancia de
trabajar para ella misma. Ésto va
ligado, a la falta de una cultura emprendedora, ya que no se entiende los
motivos de por qué y para qué emprender,
y se percibe como un “complicarse la vida”.
Los factores exógenos que podrían actuar como
impulsores del emprendimiento, como recibir una ayuda o subvención, o los
desfavorecedores como el despido o crisis, no tienen tal efecto impulsor en las
emprendedoras. Sin embargo, lo que mejor valoran ellas, es contar con
asesoramiento de servicios y redes profesionales para emprender y el apoyo incondicional de la
familia y las amistades
El análisis de las motivaciones de las
emprendedoras, debería servir para hacer políticas adaptadas a esta realidad.
Fuente
consultada: Actitudes y motivaciones de la capacidad emprendedora de las
mujeres en España. EOI.
Artículo publicado también en eProform
hello, muy buen razonamiento sobre emprender! Una pregunta. Emprender es necesidad o modo de vida? saludos
ResponderEliminarHola
EliminarPues depende, para algunos/as el emprendimiento puede responder a una necesidad,porque se haya perdido el trabajo y lo intente como una alternativa a esa situación o para otros/as es una forma de vida en el sentido de que es una expresión de su personalidad de hacer las cosas a su manera sin depender de nadie, de infundirle a lo que hace su impronta, de arriesgarse por lo que quiere y encima que le aporte ingresos , de creatividad, de iniciativa...en fin una manera de entender el trabajo
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