lunes, 29 de septiembre de 2014

Las nuevas masculinidades y la igualdad



masculinidades-educación-estereotipos
Foto extraída del curso “Género y masculinidades” de Omlem


El significado de “ser hombre” y “ser mujer” es diferente para cada persona, situación que se explica a partir del proceso de socialización al que todas las personas están expuestas desde temprana edad.

La socialización de los niños en las sociedades patriarcales, proceso  por el cual  aprenden la forma de relacionarse con los demás y las normas que permiten adaptarse a la sociedad, hace que se les asigne un rol masculino, un rol prestigiado socialmente y relacio­nado con el ámbito público. Así, la masculinidad como un estereotipo va asociada a ciertas características como el poder, la fuerza, la agresividad, la violencia, la competición, la virilidad, a soportar  el dolor.  

 Estas características no son innatas, son social y culturalmente aprendidas. La masculinidad sólo existe en contraste con la feminidad, y  las relaciones entre los géneros se han dado y se dan en un contexto de jerarquía donde, las personas que poseen el género masculino se sitúan por encima de las que tienen el género femenino, quedando fuera otras categorías que no se corresponden con la dicotonomía masculino/femenino.


Al  varón se le desafía a que constantemente debe demostrar que es “un hombre”. Prácticamente todas las investigaciones sobre el género masculino insisten en la mayor necesidad de los varones de demostrar públicamente su masculinidad, y en la amplia variedad de contextos y situaciones en que lo hacen.

En el proceso de constitución de la masculinidad predomina el código negativo sobre el positivo: Los varones aprenden antes lo que no deben hacer o ser para lograr la masculinidad, que lo que deben hacer o ser. Se les enseña a no mostrar sus emociones: Un hombre no llora, no tiene miedo. De esta manera se le desconecta de su sensibilidad. Se espera también que tengan  una vida sexual muy activa y aprenden que deben separar sus emociones del plano sexual, y que cuantas más relaciones sexuales tengan con un mayor número de personas, más hombres serán.

La mayor mortalidad masculina no es causal sino “masculina”. Las consecuencias de la educación masculina tradicional, refuerza la idea de que el cuidado propio y de otras personas, es femenino. Las estadísticas dicen que se suicidan más hombres que mujeres en todo el mundo, porque no tienen herramientas adecuadas para gestionar sus emociones. La dejadez en la protección en las relaciones sexuales (vanagloriarse de hacerlo “a pelo”), el exponerse a situaciones peligrosas en el trabajo y a largas jornadas en él, a no decir que se está enfermo hasta que es demasiado tarde, son trampas mortales para ellos.  Principalmente, los jóvenes, tienen a exponerse más a situaciones de riesgo, para demostrar que se tiene el arrojo de un hombre mediante prácticas temerarias en la conducción de vehículos y motocicletas, así como conducir bajo los efectos del alcohol.

Se puede decir que una determinada forma de masculinidad, puede en un determinado momento cultural e histórico, constituir la forma aceptada y utilizada de ser hombre, por encima de otros modelos existentes, el cual se busca imponer de forma hegemónica a todos los varones pertenecientes al grupo. De igual manera existirían otras masculinidades subordinadas u otras formas de ser “hombre”  que se alejarían de este modelo aceptado, y que se marcarían como inadecuados o inferiores.
Masculinidades-socialización-estereotipos
El discóbolo de Mirón

“Cuando un hombre es sensible, empático, se muestra vulnerable, sabe consolar y busca consuelo, expresa sus emociones y no es competitivo, automáticamente se aleja del modelo tradicional”.

Numerosos estudios confirman la existencia en diferentes sociedades de "múltiples masculinidades" y que no existe una sola masculinidad. Aunque haya pocos hombres que sigan rigurosamente las formas exaltadas de patrones masculinos tradicionales, sí que se beneficiarían de la ventaja que sacan los hombres de la subordinación de las mujeres, es decir del mantenimiento del modelo, o por el contrario, no se beneficiarían en absoluto. 

En los países occidentales patriarcales, basados en el predominio de la raza blanca y la heterosexualidad, cuando los grupos marginados – mujeres, grupos étnicos y homosexuales, reclamaron su derecho a la igualdad en los años sesenta, al obtener más visibilidad y derechos, no sabían que también iban a tambalear las bases donde se asentaban la construcción de la masculinidad del hombre blanco y heterosexual.

Desde los años 90, los medios de comunicación y muchas investigaciones se hicieron eco de un hecho sociológico: el varón y la masculinidad estaban en crisis. Buen exponente de ello fue, la gran cantidad de estudios sobre esta temática que se han venido realizando. Al hombre postmoderno, ya no le sirven los modelos tradicionales masculinos, se sienten inseguros en cuanto a “cual” es su papel a medida que las mujeres cuestionan los roles que tradicionalmente se le han asignado, reclamando la igualdad a todos los niveles. Pero en otro plano, estamos asistiendo a un alarmante crecimiento de la violencia de género, y que es indicativo que a nivel social algo no funciona bien.

Angels Carabí se pregunta ¿Qué es lo que se le está escapando al varón de las manos que necesita recurrir a fármacos especiales o a la fuerza bruta para afirmarse?¿Por qué el hombre necesita tener el control en sociedades encaminadas a una clara política de igualdad de derechos? Lo más probable es que el varón contemple el proceso hacia la igualdad como una pérdida de poder y su virilidad.

Se hace indispensable el cuestionamiento por parte de los hombres del tradicional modelo de masculinidad. La masculinidad tradicional no es un valor esencialista sino culturalmente construido, y porque es un constructo social, es susceptible de ser modificada.

Siguiendo a Angels Carabí, la mejor manera de actuar en un panorama así es empezar con que el hombre reconozca su situación real. Es decir, se haga  consciente de hasta qué punto ha sido configurado por la construcción tradicional de la masculinidad y cómo ésta ha supuesto una prisión incluso para él. La evolución del varón es crucial para la transformación de la sociedad pues si el sujeto del patriarcado, el hombre y su construcción de la masculinidad no varía, no cambia casi nada.

No se trataría de victimizar a los hombres, sino de dotarles de que tomen conciencia de los peligros que también entraña la educación sexista para ellos. Nombrar los inconvenientes sería una estrategia para que valoren positivamente el cambio hacia la igualdad.

 Cuestionar y deconstruir el modelo masculino hegemónico y la forma en que se reproduce, de manera individual y colectiva, puede ser un buen punto de partida para corregir los daños que el sexismo genera en hombres y mujeres.

Es fundamental que los varones tengan una posición activa y de denuncia, sobre la violencia contra las mujeres; que entiendan y asuman que la realización de los trabajos domésticos y de cuidado son también responsabilidad masculina y que puedan superar el tradicional aislamiento de los hombres en el ámbito de las emociones. Un compromiso con este cambio puede comenzar por utilizar los permisos de paternidad, reducciones de jornada y excedencias.

Una apuesta por la igualdad también conllevaría un cambio de actitud hacia otros hombres, a través del reconocimiento de la pluralidad masculina, y de la diversidad de opciones sexuales, manteniendo un compromiso firme contra la homofobia y la transfobia.

Trabajar otra forma de entender lo que significa “ser hombre” no es un trabajo sencillo, pues requiere deconstruir en poco tiempo lo que durante siglos nos han  venido contando.

Fuentes consultadas
-Nuevas masculinidades. Marta Segarra y Ángels Carabí.
-Poder, masculinidad y virilidad. José María Espada Calpe
-Los hombres, la igualdad y las nuevas masculinidades. Emakunde: Instituto vasco de la mujer
-Las fisuras del modelo de masculinidad hegemónica y sus efectos sobre la cohesión social. Luis Edmundo Gálvez

9 comentarios:

  1. Muy buen artículo Silvia. Gracias por recordarme mi posición en el mundo. La educación que yo recibí hace que me olvide frecuentemente de mis derechos como persona.

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    1. Gracias Eva, creo que muchas veces lo que perdemos principalmente es la capacidad de reflexionar y cuestionarnos las cosas.Gracias por tu comentario.
      Saludos!

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    2. Buen artículo. Las ideas bases están en él. No sólo las mujeres necesitamos concienciarnos de la desigualdad existente sino que los hombres también deben hacerlo, comprender cómo se originan las diferencias dentro de la sociedad y cómo es posible un nuevo modelo relacional.

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    3. Muchas gracias Mariascen. Sin duda es fundamental que los hombres tomen conciencia de la necesidad de relacionarnos de forma igualitaria y de las consecuencias dañinas que la educación sexista genera. Esto es crucial para el proceso de decostrución del modelo masculino tradicional.
      Saludos!

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  2. ?Para que hablar de igualdad si esta no existe en la sociedad? Y una prueba de esto es la division de la sociedad en clases sociales. En otras palabras, mientras haya alguien que da ordenes y otros las obedecen no hay igualdad social posible. Esto sin mencionar la estructura jerarquica de la sociedad donde algunos mandan y otros obedecen. Y esto lo aceptan los hombres y las mujeres por igual.

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  3. Hola Luis. El hecho de que no exista igualdad no quiere decir que no haya que luchar por ella, y que no haya que denunciar las injusticias, ni bajar los brazos. "Las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo" .
    Saludos!!

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  4. Pienso que aunque hay mucho camino por recorrer, vamos en buena direccion. Cada vez hay mas libertad y aceptacion de la diferenica, de las diferentes posibilidades. Cada vez son mas las parejas que dejan a sus hijos desarrollarse sin imposiciones o indicaciones de lo que deben o no deben hacer o decir para encajar en los estrechos margenes que permitian los roles tradicionales masculinos o femeninos. Dicho esto, serias reflexiones y estudios como el tuyo siguen siendo muy necesarios.
    C. Renta

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  5. Luis Manteiga Pousa16 de febrero de 2023, 8:48

    ¿Masculinidad? Si hay que lanzarse al mar para salvar a alguien que se está ahogando, si hay que intervenir para evitar una agresión o una violación o un robo...socialmente de le "exije" que intervenga al hombre y no a la mujer, generalmente. Hay muchos casos más. Supongo que serán consecuencias de la sociedad patriarcal, también.

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  6. Ay Luis, te vas por las ramas como Tarzán y te pierdes en nimiedades. Mírate bien lo que significa "las nuevas masculinidades". Hay que deconstruirse para luego construir.Gracias por tu comentario

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