Louise Brooks |
Como afirma la escritora
Margarita Nelken: « En efecto , la gran guerra al enseñar a todas las
mujeres de las naciones beligerantes a hacer algo, al ponerlas en la obligación
moral de trabajar, [...] las ha
acostumbrado a participar en la vida social de su país, de un modo que antes ni
siquiera sospechaban”.
Cuando
los hombres vuelven de la guerra, ellas ya no desean la vuelta al hogar, sino
que anhelan trabajar, viajar y educarse. Aparecen entonces las flappers,
mujeres jóvenes que no quieren abandonar sus estudios, mujeres liberadas y
trabajadoras, que prefieren elegir ellas mismas a sus parejas.
Estas
mujeres modernas, con poder adquisitivo gracias a su trabajo, eran grandes
consumidoras, que consiguen liberarse del corsé, imponiendo una imagen y estilo de moda propio, con pelo corto y trajes
rectos de corte bajo, alejándose del ideal de belleza del momento. Amantes del
maquillaje, bebían y fumaban, frecuentando clubes nocturnos de jazz, hablando con
una jerga propia, consiguiendo romper las barreras de la moralidad con sus
conductas atrevidas.
Iconos
de este movimiento fueron Louise Brooks, que protagonizó en los años 20, decenas de películas de la época del cine
mudo, Zelda Fitzgerald, la novelista esposa de F. Scott Fitzgerald bautizada
por su esposo como la “primera flapper americana” y la diseñadora Coco Chanel
que con su personalidad y estilo de vida, guardó siempre la independencia de
una mujer moderna. El estilo de vida liberal y hedonista de las flappers quedó
fuertemente truncado por el gran crack de la bolsa de Nueva York de 1929,
finalizando así los felices años 20.
Aunque
en un principio se tildaba de garçonne a esa mujer emancipada e independiente
que se hacía cortar la melena y llevaba falda corta, y que en inglés se
llamaban flappers, las garçonnes
tenían características diferentes.
En
los años 20 en París, en el periodo entreguerras de grandes cambios políticos,
con frecuentes intercambios culturales entre América y Europa, surgen las
garçonnes, término acuñado por Victor Margeritte, autor de la novela de mismo
nombre, donde relata la vida de una mujer que se adentra en el mundo de las
drogas buscando la igualdad de géneros.
Las
garçonnes eran mujeres cultas muy entendidas en temas económicos sociales y
políticos, que reivindicaban los derechos de la mujer y la igualdad de género.
Se caracterizan en la adopción de un estilo andrógino, travestidas de hombres en
lo que a sus rasgos externos se refiere, vestidas con esmoquin, traje o corbata
y pelo corto, con una filosofía que pretendía que, si físicamente y a primera
vista podían parecer iguales a un hombre, por lo tanto, también podrían ser
tratadas con la misma igualdad que uno de ellos.
Al
contrario que las flappers que mantenían actitudes de hombres siendo
completamente femeninas, sus ademanes eras suaves y su educación exquisita.
Marlene Dietrich |
Las garçonnes fueron las precursoras de la cultura lesbiana, aunque no todas ellas, ni mucho menos, lo eran. Marlene Dietrich representaba el estilo de mujer garçonne “iba de hombre elegante a lo dandy, mezclando esa nueva feminidad con un aire lésbico”.
En
España, en el primer tercio del Siglo XX, surge la figura de la moderna, y su
imagen, y forma de pensar, se asocian a la renovación y al reformismo. Mujeres que
según Hurtado “empezaron por reinventarse una historia propia al vivir al
margen de los esquemas preestablecidos para las mujeres”.
Se distinguían por
pertenecer a la burguesía o clase alta eran cultas, políticamente liberales, con
independencia económica y autonomía, y una curiosidad que les impulsaba a
explorar libremente nuevos caminos.
En definitiva, era una nueva mujer que ponía en relieve que existían otras funciones para las mujeres además de esposa y madre de familia, que rompía la predestinación del enclaustramiento en el hogar y se movía con libertad en el medio público. Los escritores misóginos desacreditarán a la mujer moderna tachándola de antinatural y de ir en contra de la familia tradicional.
En definitiva, era una nueva mujer que ponía en relieve que existían otras funciones para las mujeres además de esposa y madre de familia, que rompía la predestinación del enclaustramiento en el hogar y se movía con libertad en el medio público. Los escritores misóginos desacreditarán a la mujer moderna tachándola de antinatural y de ir en contra de la familia tradicional.
Las modernas de Madrid, fueron mujeres que “se adscribieron a lo nuevo, participaron en movimientos de vanguardia,
integraron la generación que conquistó el voto femenino. Eran también mujeres
urbanas y cosmopolitas, que viajaba con frecuencia al extranjero, donde
llegaron a residir en alguna etapa de su vida.
En la revista
Blanco y Negro, se recoge en un artículo sobre los bellos años 20, unas
palabras en referencia a los cambios en la moda que se habían
impuesto:"nuestros vestidos y adornos son una afirmación de nuestros hábitos de
trabajo(..) la brevedad de la falda y hasta el tan discutido pelo corto nos
capacitan para todo tipo de labores".
Esta
nueva figura femenina estará presente también en la obra de autoras como Carmen de Burgos, Concha Espina,
María Goyri, Blanca de los Ríos, Margarita Neklen o María de Maeztu. Este fue
el caso del ensayo La mujer moderna y sus derechos
de Carmen de Burgos o de la obra de Lejarraga, La mujer moderna,
entre otras publicaciones. Sin embargo
,la más moderna de todas fue la pintora surrealista Maruja Mallo,
tanto por su estilo vanguardista, como
por su vida.
Fuentes consultadas:
-
Estereotipos y
contraestereotipos del papel de la mujer en la Gran Guerra.Experiencias
femeninas y su reflejo en el cine. Estela Bernad Monferrer
-
Gigolá
de Laure Charpentier. Una belle garçonne de Pigalle. Editorial Cabaret Voltaire.
-
Delhy Tejero y la figura de la mujer moderna.
Teresa Alario Trigueros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario