Las relaciones interpersonales tradicionales se han ido transformando
,conforme han aparecido nuevos instrumentos de comunicación. Para la juventud, la tecnología forma parte de su vida desde la más pronta infancia y es
el exponente máximo de comunicación.
Los tiempos en que le decías a tu madre “dile que no
estoy”, cuando no querías hablar con alguien por teléfono, se han acabado. A
raíz de la aparición del móvil y del whatsapp, se terminaron las excusas.
Estrechamente relacionado con la intromisión en la
intimidad encontramos que muchas jóvenes sufren un constante acoso por parte de
sus parejas, ya sea mediante el control de la hora de conexión, como a través
de los cambios en el perfil de usuaria, produciéndose, en algunos casos,
conductas agresivas por parte de su pareja si las jóvenes no contestan de
inmediato.
En muchos casos lo que sorprende, según recientes
estudios, es que muchas mujeres, no conciben estos comportamientos como
violentos, aceptándolos en aras del amor romántico, ese amor pasional,
que todo lo puede y piensan que forma parte de él. Hay una gran
normalización del control a través de la redes sociales.
De esta forma, se están generando unas posiciones
de desigualdad sobre todo en las jóvenes, donde es frecuente la negación de la violencia y su
justificación pensando que los celos son amor .No identifican estas
formas de control como violencia de género hasta que llegan a un punto grave.
“El machismo y las conductas de violencia no han desaparecido, sino que
se han transformado”
Según la opinión de psicólogos y educadores, esa forma de vivir
las relaciones , unida a que los estereotipos que dibujan al hombre dominante y
agresivo como alguien con atractivo y a la mujer como la sumisa, puede tener
como consencuencias, un aumento de las situaciones de control y, con el paso
del tiempo, de la violencia.
“Muchas jóvenes no saben lo que es el machismo, piensan que es algo
malo, pero no saben muy bien lo que es. Se hace necesario enseñar mecanismos de
detección desde edades tempranas”
En la actualidad, las Nuevas Tecnologías de la Información
y la Comunicación(NTICs), aparecen como un nuevo canal por donde se transmiten
y reflejan los estereotipos de género que son asumidos con normalidad por una
población acostumbrada a ser bombardeada con anuncios de televisión, de radio,
de prensa, etc., y que mantienen igualmente una diferenciación clara entre lo
que debe ser masculino y aquello femenino.
“Surgen
nuevas formas de violencia de género, ahora a través de una pantalla, de un
teléfono o de una llamada telefónica”
La exposición de fotografías realizadas en
entornos privados, los desnudos o imágenes eróticas o la necesidad de exhibicionismo,
parecen elementos muy presentes en la gran mayoría de la juventud usuaria de
las redes sociales, suponen nuevos modos de relación con sus iguales, y
dibujan una juventud cuya vida confluye entre la realidad y la virtualidad, así
como la identificación del número de amistades virtuales como un elemento de
popularidad y reconocimiento.
A través de estas imágenes, se constituyen nuevos modelos de feminidad y
masculinidad que no son solamente descriptivos, sino que muestran modelos
prescriptivos de género, mostrando lo que es correcto y adecuado para chicas y
chicos y valorándoles a partir de las poses y de las formas que adquieren sus
cuerpos en las autofotos. Imágenes que son mejor valoradas cuanto más cercanas
a las modas y tendencias se encuentren.
Los escándalos públicos que se han enviado por WhatsApp en
los últimos años han afectado especialmente a las mujeres, vulnerando su privacidad
en muchos casos, difundiendo material que le afecta en contra de la voluntad de
esa persona. Entre otras escenas, las mujeres, algunas menores de edad,
aparecen manteniendo relaciones sexuales, grabadas tales escenas por otras
personas y difundidas al público de una manera rápida.Estas grabaciones pueden
tener repercusiones graves en la vida personal de las personas afectadas que han
sido grabadas.
Por otro lado, se observa
también cómo se contempla la posibilidad de normalizar el sexismo al
recibir diariamente, chistes machistas, imágenes sexistas, estereotipos de
género, etc., donde a través de un humor
machista, sexista y misógino se pretende normalizar a través de la risa la desigualdad,
demostrando el largo camino que queda por recorrer en la lucha por la igualdad
de género , ya que los usuarios y las usuarias no reaccionan de manera negativa
ante éstos, los asimilan como algo normal y no reciben ningún tipo de sanción.
Se proyecta una
imagen de mujer como un objeto sexual y valorada íntegramente por su atractivo
físico, intento de nuevo de mantener a la mujer como incapaz y, con una misión
fundamental: servir y satisfacer las necesidades sexuales de los hombres.
Se mantiene y reproduce igualmente la idea de la
heterosexualidad obligatoria. La gran mayoría de las bromas que encontramos en
la aplicación irán destinadas a parejas heterosexuales en las que se
infravalorará a la mujer y en el caso de ser bromas de homosexuales o lesbianas
observaremos que la burla irá dirigida a ambas personas que aparezcan a través
del mensaje o de la imagen que se transmita.
La discapacidad y otras diversidades funcionales quedan
también plasmadas con connotaciones sexistas entre las imágenes recibidas por
WhatsApp. El aspecto físico de la mujer será el que produzca la broma al
mostrar una mujer alejada del ideal de cuerpo y belleza perfecta, y por tanto
para lo que sirve la fotografía, es para que se rían de ella cuando se
transfiera a través de la aplicación móvil.
Se ha de concienciar a toda la población de los peligros
que supone la instantaneidad de aplicaciones móviles como WhatsApp en situaciones
como éstas. Debemos cuestionarnos también la imagen que se mantiene de las
mujeres: la mujer ama de casa, la suegra peligrosa, la amante o la sumisa, todo
el elenco de tipos de mujer que ahora encuentran una manera sencilla, rápida y
eficaz de reproducción, WhatsApp, lo más peligroso, se presenta como inocuo,
como normalizado y además como algo que según dicen, no tiene por qué degradar
la imagen de la mujer.
No podemos caer en la trampa de pensar que el acceso de
las mujeres a la tecnología será el que las empodere, debemos analizar qué es
lo que se transfiere en esas nuevas tecnologías y redes sociales y si realmente
esos contenidos empoderan a la mujer, o sin embargo, la mantienen en una
posición en la que se ha encontrado durante toda la historia, bajo el poder masculino
y la supremacía del hombre.
Fuentes consultadas
Sexismo
en línea WhatsApp,
nuevo mecanismo de reproducción
del sexismo. Margarita Ruiz Fernández. Diputación Provincial de
Jaén
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