Paz |
Las mujeres en todos los conflictos han
participado de una u otra forma en las actividades bélicas, tanto antiguas como
contemporáneas, y sin quererlo han sido víctimas. Especialmente en las guerras
actuales, que no distinguen entre combatientes y sociedad civil, muchas atrocidades se señalan
como daños colaterales. Un misil que cae en un mercado repleto de
mujeres que van con sus hijos, no es una acción de combate, es simplemente un
asesinato.
Históricamente
el papel de las mujeres como parte de las fuerzas armadas ha sido
ensombrecido debido a que, su
participación ”formal” en situaciones bélicas, fue restringida. En casi todas
las guerras han participado en las instituciones armadas, aunque sin estar
sujetas a la disciplina militar, realizando algunas tareas como ayudantes de
los militares, integrantes de los grupos auxiliares o disfrazadas de soldado,
como en el caso de la guerra de secesión norteamericana, obviadas en las
anotaciones de los cuadernos de campo a pesar de su valentía y coraje.
En el caso de las guerrilleras, las
mujeres rompieron los estereotipos de género y fue cuestionada su condición sexual,
su fidelidad matrimonial y su honradez .
Claro ejemplo, son las milicianas en la
guerra civil española que sufrieron el desprestigio en muchas ocasiones tanto por la
izquierda como por la derecha, denigrando
su contribución y manchando sus
reputaciones sin justificación.
Así se demuestra, que las mujeres se
convierten en agentes activos en los conflictos , porque están comprometidas con
las metas políticas, religiosas o económicas y ésto significa que toman y han tomado las
armas en la lucha contra todo tipo de desigualdades.
La violencia sexual hacia las mujeres, ha sido utilizada
sistemáticamente como arma de guerra. Las violaciones, la explotación sexual y
el secuestro de niñas es una aberración constante en todas las guerras. Cuando existe una
cultura de violencia y discriminación contra la mujer con anterioridad al
conflicto, estos abusos probablemente se agravarán durante el conflicto.
Pero aunque ellas sufren las
atrocidades de los conflictos bélicos, no son meras víctimas pasivas de la
violencia. A pesar de que la cobertura internacional se centra en la
mayoría de ocasiones en aspectos militares y geopolíticos, hay todo un
activismo civil de mujeres que no sólo rompe con las barreras en su
entorno, sino con las visiones simplistas
del exterior que las representan con roles
preconcebidos y estereotipados y nada representativos de la realidad.
Con frecuencia las
mujeres son activas en los procesos de paz antes, durante y después del
conflicto. Muchas mujeres conocen la importancia de estos procesos y se unen para
realizar actuaciones de paz a nivel popular, orientadas a reconstruir el tejido
económico, político, social y cultural de sus sociedades.
En estos momentos, merece más la pena por su importancia destacar
la adhesión al pacifismo de muchas mujeres que rechazando la guerra, se unen y
luchan por la paz. Las mujeres en Estados Unidos fueron pioneras como
activistas en estos movimientos, tanto por número como por sus planteamientos,
y en torno al 1815 se encuentran asociaciones pacifistas asociadas a las
iglesias protestantes, como The New York Peace Society y The Massachussets Peace Society.
En 1915 un año después del inicio de la I Guerra Mundial, tras las protestas de un
gran número de mujeres por los horrores de la contienda que asolaba Europa, se
creó la Liga Internacional de las mujeres por la Paz y la libertad (LIMPAL), en
la Haya(Holanda), y que perdura hasta nuestros días, siendo actualmente la asociación feminista
pacifista más antigua del mundo, con sede en Ginebra (Suiza), teniendo representación en
37 países.
En los años noventa, se hacen más visibles diversos movimientos de paz formados por mujeres, gracias
a la creación de alianzas y una red de colaboración que a nivel internacional
se ha ido tejiendo, poniéndose sobre la
mesa los efectos específicos de las guerras sobre ellas mismas y la población
en general, en los conflictos armados. Tras la guerra de Rwanda y los Balcanes, consiguieron
ante la reiterada utilización de la violencia sexual como arma de guerra en
estos conflictos, que fuera incluída en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
para su persecución y castigo.
Sin duda por la actual situación del conflicto entre Israel y
Gaza, y por la importancia a nivel internacional de su labor, cabe señalar la Organización
Mujeres de Negro, que nace a partir
de acciones de desobediencia civil, siendo el primer colectivo social que se
manifestó en Israel públicamente contra la política de ocupación, por parte de
su Gobierno, de los Territorios Palestinos. Surgió en 1988 en Jerusalén, cuando ocho mujeres
judías vestidas de riguroso luto, se
manifestaron para pedir el fin de la ocupación israelí. En 1989, acompañadas
por mujeres palestinas, europeas y
norteameriacanas, hicieron una cadena humana alrededor del muro de Jerusalén
para pedir la paz.
Mujeres de negro |
Desde entonces
todos los viernes de 12 a 13 horas se reúnen en distintas ciudades para
condenar todas las injusticias que padece el pueblo palestino por parte del
Estado de Israel, denunciando y exigiendo el fin de la ocupación israelí.
“Hablar por nosotras mismas. Ningún gobierno, ninguna nación nos
representa. Nosotras nos representamos a nosotras mismas. Nuestros gobiernos son enemigos, pero
nosotras rechazamos ser enemigas”
Es prácticamente imposible conocer exactamente cuantos grupos de
Mujeres de Negro existen en la actualidad. No obstante, esta Red reúne a las
mujeres de todos los países de la ex-Yugoslavia, Europa, EE.UU., América
Latina, Asia y África. Entre sus
objetivos persiguen la protesta, testimonio y denuncia pública, frente a las
violencias que sufren las mujeres en todo el mundo.
Sin embargo,
con demasiada frecuencia a las mujeres
involucradas en la reconstrucción de las economía y de la sociedad civil, se
les coloca en un segundo plano cuando comienzan los procesos formales de paz.
Por esta razón Rosario Green, política y académica mexicana plantea:
“Si las mujeres son víctimas de la guerra, despojadas de sus
tierras, aniquiladas, torturadas o violadas, y también son combatientes y hasta
soldadas, ¿por qué se las excluye cuando se negocia y construye la paz?”
Fuentes consultadas:
-Una historia
contemporánea a propósito de las mujeres en la guerra y la paz. Montserrat Huguet