“Una carta de un notario cayó en
mi buzón y al abrirla me encontré con que mi tía me había dejado quinientas
libras al año, hasta el resto de mis días[…]Hasta entonces me ganaba la
vida mendigando trabajillos en los periódicos, informando sobre una exposición
de asnos o una boda; había ganado algunas libras escribiendo sobres, leyendo a
ratos para viejas señoras, haciendo flores artificiales, enseñando el alfabeto
a niños pequeños en un kindergarten[…]Pero
lo que sigo recordando como un yugo peor que estas dos cosas es el veneno del
miedo y de la amargura que estos días me trajeron.
Para empezar, estar
siempre haciendo un trabajo que no se desea hacer y hacerlo como un esclavo,
halagando y adulando, aunque quizá no siempre fuera necesario; pero parecía
necesario y la apuesta era demasiado grande para correr riesgos[…] Realmente,
pensé, guardando las monedas en mi bolso, es notable el cambio de humor que
unos ingresos fijos traen consigo. Ninguna fuerza en el mundo puede quitarme
mis quinientas libras. Tengo asegurados para siempre la comida, el cobijo y el
vestir […]No necesito halagar a nadie; porque nadie tiene nada que darme […]
Desaparecieron el temor y la amargura y llegó la mayor liberación de todas, la
libertad de pensar directamente en las cosas”.
Una habitación propia.Virginia Woolf
Nadie
mejor que esta gran escritora para narrar la filosofía que hay detrás de la
renta básica desde el punto de vista de las mujeres, a la que la socióloga
Antonella Corsani pone de manifiesto, cuando busca los fundamentos para la reivindicación
de esta renta en los pensamientos feministas de principios del siglo XX.
En su libro, Virginia Woolf, al reflexionar
sobre la ausencia de escritoras, se pregunta qué condiciones son necesarias
para la creación de una obra de arte, a lo que se responde que “Hay que tener quinientas libras al año y
una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir novelas o
poemas”. Es decir dinero propio y un espacio propio que transcienda la
labor de parir y criar, de las tareas del hogar, que la sociedad patriarcal, ha
impuesto tradicionalmente a la mujer, como proveedora de fuerza de trabajo para
que el sistema pudiera seguir funcionando.
Según teorías feministas, sería también una
madre política, es decir, jugando un papel en la sociedad de gran relevancia,
de lo cual la mayoría de las mujeres no son conscientes” Esto es, la función de
madre cuidadora que es el único sentido de su vida, sin plantearse otras
posibilidades de realización personal, explorando otras facetas que no fuera
esa condición. Así se justificaría que cuando las mujeres acceden al mercado
laboral, el sistema está organizado de tal manera para respetar las premisas
del patriarcado, poniendo trabas y dificultades para que vuelvan al
ámbito privado que se les ha asignado.
Pero
¿Qué entendemos por renta básica? Se define como "un mecanismo de
redistribución de la renta mediante el cual se proporciona a cada persona, por
derecho de ciudadanía, una cantidad periódica, lo suficientemente amplia para
cubrir sus necesidades básicas". Su rasgo más distintivo es que es
incondicional, es decir, se percibe independientemente que de cualquier otro
ingreso que se perciba por otras vías; sin necesidad de tener empleo, haberlo
tenido o aceptarlo, si les fuese ofrecido. No hay contraprestación a cambio, y
como cifra aproximativa se propondría, el 100% de la cantidad que conforma el umbral de la pobreza.
Fundamentalmente, las mujeres que históricamente han tenido limitado el acceso a los recursos
económicos, esta renta podría contribuir, en el caso de las amas de casa, a tener cierta
solvencia económica, tomando conciencia para alcanzar cierta autonomía
personal, y les daría seguridad para realizar o desarrollar otro tipo de
inquietudes, y alcanzar una mayor independencia vital.
Por
otro lado, muchas mujeres que realizan un trabajo precario y mal pagado, se plantearían el aceptar trabajos en la economía sumergida,
valorando de esta manera las
condiciones en que se realizan y el dinero que se pueda percibir. La renta básica supondría una tranquilidad económica para negociar condiciones más
dignas en el trabajo.
Entre
otras cosas, “el trabajo doméstico y los
cuidados de familiares se valorarían como un bien social”. Supondría a su
vez que aquellos trabajos que están feminizados y poco reconocidos, realizados
por un salario mínimo y en condiciones precarias, como son el servicio
doméstico, cuidado de personas, limpieza, entre otros, y tan necesarios para la
sociedad actual, con la renta básica, tendrían que cambiar mucho sus
condiciones económicas y de trabajo para que hubiera gente que los realizara.
En
cuanto a la viabilidad de implantar la renta básica, Daniel Raventós, profesor de Economía de la Universidad
de Barcelona, sostiene que sería totalmente viable, y donde la reforma fiscal
se haría totalmente imprescindible, así como la lucha implacable contra el fraude
fiscal. En Alaska donde lleva implantada
hace años, los resultados han sido muy positivos y se han reducido las
desigualdades sociales.
Para
concluir, apuntar que con la renta básica muchas mujeres en dependencia
psicológica y económica de otras personas, lejos de consolidar su papel
subordinado y de atarlas al trabajo doméstico, serviría para mejorar su
capacidad de elección en cuanto a asumir o no dichas tareas, siendo un
instrumento de emancipación, que les otorgaría mayor autonomía.
Pensé que ahora es mucho más difícil de lo que debió ser hace un
siglo decir cuál de estos empleos es el más alto, el más necesario. ¿Es mejor
ser repartidor de carbón o niñera? ¿Es menos útil al mundo la mujer de
limpiezas que ha criado ocho niños que el abogado que ha hecho cien mil libras?
De nada sirve hacer estas preguntas, que nadie puede contestar. No sólo sube y
baja de una década a otra el valor relativo de las mujeres de limpiezas y de
los abogados, sino que ni siquiera tenemos módulos para medir su valor de
momento…Virgina Wolf
@sibelo05
Fuentes
consultadas:
-
Mujer y Renta básica. Guaditoca
Blanco Rojas
-
Una habitación propia.
Virginia Wolf
- Laboratorio Feminista. Artículo de Antonella
Corsani: Política de saberes situados. Emanciparse de la epistemología de la
economía política y de la ciudadanía
-
La renta básica una medida
contra la precariedad. Agustín Morán