martes, 20 de octubre de 2015

Educando "marichulos"



machismo, educación , estereotipos, género
Los hombres y las mujeres somos diferentes no sólo porque tengamos un sexo distinto, sino también, y sobre todo, porque aprendemos a ser hombres y a ser mujeres de maneras diferentes. Ya lo dijo Simone de Beauvoir “No se nace mujer:llega una a serlo”.

La socialización de los géneros en la primera infancia comienza al nacer y constituye un proceso de aprendizaje cultural de los papeles asignados a cada uno según su sexo, de actitudes, deseos, conductas, y aspiraciones de cómo tienen que comportarse y ser los niños y las niñas. Se diría que empieza en el momento en que se elige el color de la habitación de los bebés.

Lo que no encaja dentro de estos papeles asignados a ambos sexos,  son susceptibles de ser objetos de violencia simbólica como burlas, invisibilización, desprecio, pero además también de violencia física sobre los cuerpos. La importancia del cuerpo, de un físico trabajado, comienza a unas edades muy tempranas como un requisito de masculinidad. Lo endeble o enfermizo se rechaza al conectarse con lo femenino.

Niños que manifiestan cariño, que muestran interés en el cuidado de otros, que realizan tareas domésticas, que tienen relaciones de respeto y amistad con las niñas, son ridiculizados por sus familias y por sus compañeros, vistos como afeminados y no como “hombres de verdad”.

"El régimen heterosexista es misógino, sexista, adultista y homófobo, y enmarca a
aquellos hombres que no cumplen los mandatos de género y a cualquier rasgo femenino como una metonimia de las mujeres en tanto que seres inferiores ".
(Guasch y Borrillo)


Los niños aprenden fundamentalmente por imitación, y si los roles en su casa están muy marcados, tenderán a reproducirlos en la  edad adulta.  “Si los niños ven que sus padres también son cuidadores, que sus padres también hacen las tareas del hogar, van a verlo como algo natural”.


La casa y la escuela son, por lo tanto, espacios claves para cuestionar y desmontar el machismo, la discriminación y la violencia, pero no hay que olvidar el poder educativo de los medios de comunicación.

 A través de anuncios y programas se va transmitiendo información de los papeles propios de cada sexo que los niños y niñas van asimilando de forma inconsciente, llegándolos a integrar en sus comportamientos como algo natural. Se dice, que “lo que una escuela enseña durante cinco horas, lo destroza en quince minutos un mal programa de televisión”.

Muestran una versión estereotipada de lo que significa ser un “hombre de verdad”, donde la figura que impera es la de un hombre exitoso, competitivo y agresivo, sujeto a rígidos códigos de honor, en donde la competencia y la violencia se hacen presentes.

La violencia ante estos “otros” que no son
hombres verdaderos es una forma de autoafirmarse como “machos” ante sí mismos y ante los demás . (Badinter)


Muchos niños y hombres tienen una visión de la mujer como objeto sexual, un objeto del cual sienten que tienen derecho de apropiarse y consumir. Los medios de comunicación y el cine, muchas veces, favorecen esa idea de mujer objeto, desvalorizando y descalificando a las mujeres más aún cuando los mensajes televisivos coinciden con aquello que observan en las demás personas que les rodean.

Mensajes como los que se dan en la película de Disney  “La sirenita”, ilustran muy bien este hecho: Hablando mucho enfadas a los hombres, se aburren y no dejas buen sabor, pues les causan más placer las chicas que tienen pudor, ¿No crees que estar callada es lo mejor? (...) sujeta bien la lengua y triunfarás”.Claro ejemplo, lo encontramos también en el film “Aladdin”, donde en uno de los diálogos, el rey se lamenta de haber tenido una hija, porque ésta es desobediente y no quiere casarse con quién habían acordado.



También sucede lo mismo con los cuentos tradicionales, cuyos personajes si son masculinos son presentados como valientes fuertes e inteligentes, así como héroes o salvadores y sin embargo las niñas son presentadas como delicadas, miedosas, hacendosas y obedientes,  teniendo como premio al héroe o el príncipe, llevando en ambos casos ,una carga de valores y actitudes muy esteriotipadas. Por supuesto hay que resaltar, que las niñas desobedientes, traviesas y contestonas siempre acaban mal.

Así, se va dando forma a todos los valores, actitudes, jerarquías y creencias consideradas adecuadas para los niños y para las niñas, siendo conscientes desde edades muy tempranas de cómo deben comportarse y  con qué jugar según su género.


Pero lo cierto es que no hay juguetes, ni colores de niños o niñas.  No a todos los niños les gusta jugar al fútbol, ni a las niñas a las muñecas. Tanto los unos como las otras aprenden jugando.

De ahí, la importancia de desarrollar una visión crítica sobre los mensajes que se dan en los medios de comunicación y la conveniencia de educar en las aulas en pro de una actitud crítica ante las conductas violentas de algunos chicos. En definitiva, acciones pedagógicas orientadas a favorecer la emergencia de otras maneras de entender y de vivir la masculinidad, otras maneras de ser y de sentirse hombres. Educar a los chicos en la ética del cuidado de las personas, en el uso de las palabras y del diálogo, en la expresión de los sentimientos y de los afectos.


"Porque los chicos también lloran. Hay chicos que en la intimidad son amables
y afectuosos con sus amigas y novias, pero que en público, y ante la mirada de
sus colegas de la tribu masculina, las tratan con indiferencia y altanería".

Las personas machistas no nacen, se hacen. Nadie nace sabiendo cómo discriminar, cómo dominar, cómo agredir o violentar. Todo eso se aprende en el camino y es allí donde entran las familias, la escuela y la sociedad en general, educando en la oposición a cualquier tipo de violencia simbólica, psicológica y física contra las personas, proceso obligatorio si se quiere construir una sociedad comprometida con la equidad entre hombres y mujeres.

 Fuentes consultadas:
-¿La escuela es un infierno? Violencia escolar y construcción cultural de la masculinidad. Carlos Lomas. 
- Discursos de niños varones sobre la masculinidad en contextos escolares. Un estudio piloto. Universidad de Sevilla.
- Medios de comunicación de masas, educación informal y aprendizajes sociales. Ángel Liceras Ruiz. Universidad de Granada.


viernes, 9 de octubre de 2015

El diseño y construcción de viviendas con enfoque de género



viviendas, arquitectura, género, conciliación
Imagen de la web masqueunacasa

El sistema actual de vivienda urbana, no puede mantenerse al margen de los cambios sociales, especialmente frente a los nuevos papeles que hombres y mujeres juegan en la sociedad. El espacio construido debe facilitar que se compagine y comparta el trabajo no remunerado y el remunerado, favoreciendo las tareas del cuidado y poner en valor lo colectivo.

Sin embargo, el sector de la vivienda  en la mayoría de las ocasiones reproduce espacios que entorpecen y crean nuevas barreras para la integración, la autonomía y la igualdad entre mujeres y hombres. De esta manera se crean programas y modelos de viviendas obsoletos, que se reproducen una y otra vez, con características muy similares a las de hace cuarenta y cincuenta años, donde la mayoría de las mujeres tenía una dedicación exclusiva al hogar.

No se tiene en cuenta la incorporación de las mujeres al mundo laboral, ni los cambios en los modelos de convivencia. El envejecimiento de la población también ha influido directamente en los requerimientos residenciales. De esta manera, nuevos modelos familiares viven en viejos modelos urbanos, ya que no se han introducido cambios en la tipología o la distribución de las viviendas, por lo menos en lo que respecta a la oferta de vivienda pública.

El modelo de familia tradicional no ha desaparecido, pero sí comparte su protagonismo con otras formas de convivencia que generan un uso distinto del espacio doméstico. Se debe prestar especial atención al incremento de las familias monoparentales y la fuerte presencia de mujeres ancianas viviendo solas.

“La pobreza se conjuga en femenino y se está concentrando en hogares monomarentales que supone el 80% de los hograres donde vive un adulto con su prole y en los hogares unipersonales de personas mayores”.

Aquí, se encuentran mujeres que están desempleadas o con trabajos precarios y eventuales, que viven solas o con hijos e hijas, que no disponen de vivienda propia, y sí muchas dificultades para pagar un alquiler y también mujeres cuyas pensiones son mucho más reducidas que la de los hombres, viviendo en la absoluta precariedad. A estas mujeres se les debería facilitar ayudas al alquiler y ser miembros prioritarios en el acceso a viviendas protegidas.

“Las jóvenes españolas con menos ingresos deberán invertir el equivalente a 13 años de salario íntegro para poder acceder a una vivienda en propiedad, tres más que los varones de esa misma edad”.

 Las necesidades varían a lo largo de la vida. Es por ello que resulta recomendable concebir espacios multifuncionales, que puedan cambiar de uso según se requiera.


 Desde la arquitectura con perspectiva de género, se propone flexibilizar las tipologías de vivienda e incorporar el concepto de “vivienda con servicios comunitarios”. Estos espacios comunes darían solución al problema de almacenaje, como guardar carritos de bebé, bicicletas, carritos de compra, en las entradas de las viviendas, así como, servicios de lavandería, guardería, gimnasio, incluso comedor colectivo.La complejidad reside en la fórmula de gestión de estos espacios comunes.

 El diseño de las viviendas debería contribuir a propiciar la transformación de las tareas ligadas a lo doméstico en un trabajo racional y compartido, hacer posibles estas funciones, despojándolas de la carga de trabajo sacrificado, que pesa sobre las mujeres, hasta convertirlas en hábitos asumidos como necesarios por todos los miembros del hogar para disfrutar de una mayor calidad de vida.

No es extraño que en el diseño de viviendas, la cocina, estuviera localizada en las partes traseras de las viviendas, con peor luz, peores vistas, y espacios más reducidos, donde se aprecia el desprecio que la sociedad ha mostrado a quienes realizaban las tareas domésticas.

Para diseñar viviendas más conciliadoras se han propuesto cocinas amplias, con luz y ventilación, en la parte delantera de las casas y abiertas al comedor, donde se pueda trabajar y estar varias personas colaborando en la preparación de los alimentos, donde propicie una mayor interacción con los miembros de la familia y no se relegue a la persona que se encargue de la cocina.

 Hay experiencias, a través del modelo de cooperativa de viviendas, en inmuebles destinados a personas de la tercera edad y también en viviendas para gente joven, que pretenden ofrecer soluciones al problema de la vivienda en nuestro país. 

arquitectura, conciliación, género, urbanismo
Imagen de la web masqueunacasa
Parece interesante citar el proyecto de la Casa Babayaga que abrió sus puertas en el pueblo francés de Montreuil y en donde viven 21 mujeres con pocos recursos que pagan un alquiler de protección oficial. Estas viviendas, disponen a su vez de zonas comunes donde realizan actividades abiertas a la gente, donde se pretende cambiar la percepción que se tiene de la vejez. 

Thérèse Clerc, la promotora de esta iniciativa, ideó un hogar autogestionado sólo para mujeres, donde retirarse y envejecer juntas: "Las mujeres viven de media 88 años, eso significa que la mitad de su vida no son fértiles. La sociedad se empeña en enterrarnos después de la menopausia, dejamos de ser productivas y reproductivas…La vejez no es una enfermedad. Queremos envejecer de forma diferente”.

Basada en esta iniciativa, hay una propuesta interesante para crear un espacio autogestionado en Madrid, para mujeres mayores de 50 años, que quieren convivir con personas con inquietudes ecológicas, creativas y culturales y que se puede votar en la  página de Gobierno abierto del Ayuntamiento de Madrid
 
En cuanto a la reconstrucción de edificios vacíos en desuso, el proyecto llevado a cabo en Ámsterdam (1985), con la reutilización del hospital Burgerziekenhuis es un interesante ejemplo. El Ayuntamiento realizó un debate con vecinos y vecinas para que se aportaran ideas para el nuevo uso del complejo del antiguo hospital. De estos encuentros surgió la idea de un centro de mujeres y se creó la Fundación de Mujeres de Burgerziekenhuis, donde se construyeron viviendas y locales de trabajo, y zonas de reunión como cafeterías y restaurantes.

De este modo, proponer  que las mujeres sean corresponsables en la planificación, desarrollo y sostenibilidad de la ciudad, es reconocer su importancia como ciudadanas.

Fuentes consultadas
-Urbanismo vivienda y medio ambiente desde la perspectiva de género. Instituto vasco de la mujer
- Reflexiones sobre habitar desde una visión de género. Zaida Muxí. Observatorio joven de vivienda en España.

-Viviendas que concilian: La perspectiva de género aplicada a la vivienda de nueva construcción. Ayuntamiento de Fuenlabrada. Concejalía de la mujer.