viernes, 9 de octubre de 2015

El diseño y construcción de viviendas con enfoque de género



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Imagen de la web masqueunacasa

El sistema actual de vivienda urbana, no puede mantenerse al margen de los cambios sociales, especialmente frente a los nuevos papeles que hombres y mujeres juegan en la sociedad. El espacio construido debe facilitar que se compagine y comparta el trabajo no remunerado y el remunerado, favoreciendo las tareas del cuidado y poner en valor lo colectivo.

Sin embargo, el sector de la vivienda  en la mayoría de las ocasiones reproduce espacios que entorpecen y crean nuevas barreras para la integración, la autonomía y la igualdad entre mujeres y hombres. De esta manera se crean programas y modelos de viviendas obsoletos, que se reproducen una y otra vez, con características muy similares a las de hace cuarenta y cincuenta años, donde la mayoría de las mujeres tenía una dedicación exclusiva al hogar.

No se tiene en cuenta la incorporación de las mujeres al mundo laboral, ni los cambios en los modelos de convivencia. El envejecimiento de la población también ha influido directamente en los requerimientos residenciales. De esta manera, nuevos modelos familiares viven en viejos modelos urbanos, ya que no se han introducido cambios en la tipología o la distribución de las viviendas, por lo menos en lo que respecta a la oferta de vivienda pública.

El modelo de familia tradicional no ha desaparecido, pero sí comparte su protagonismo con otras formas de convivencia que generan un uso distinto del espacio doméstico. Se debe prestar especial atención al incremento de las familias monoparentales y la fuerte presencia de mujeres ancianas viviendo solas.

“La pobreza se conjuga en femenino y se está concentrando en hogares monomarentales que supone el 80% de los hograres donde vive un adulto con su prole y en los hogares unipersonales de personas mayores”.

Aquí, se encuentran mujeres que están desempleadas o con trabajos precarios y eventuales, que viven solas o con hijos e hijas, que no disponen de vivienda propia, y sí muchas dificultades para pagar un alquiler y también mujeres cuyas pensiones son mucho más reducidas que la de los hombres, viviendo en la absoluta precariedad. A estas mujeres se les debería facilitar ayudas al alquiler y ser miembros prioritarios en el acceso a viviendas protegidas.

“Las jóvenes españolas con menos ingresos deberán invertir el equivalente a 13 años de salario íntegro para poder acceder a una vivienda en propiedad, tres más que los varones de esa misma edad”.

 Las necesidades varían a lo largo de la vida. Es por ello que resulta recomendable concebir espacios multifuncionales, que puedan cambiar de uso según se requiera.


 Desde la arquitectura con perspectiva de género, se propone flexibilizar las tipologías de vivienda e incorporar el concepto de “vivienda con servicios comunitarios”. Estos espacios comunes darían solución al problema de almacenaje, como guardar carritos de bebé, bicicletas, carritos de compra, en las entradas de las viviendas, así como, servicios de lavandería, guardería, gimnasio, incluso comedor colectivo.La complejidad reside en la fórmula de gestión de estos espacios comunes.

 El diseño de las viviendas debería contribuir a propiciar la transformación de las tareas ligadas a lo doméstico en un trabajo racional y compartido, hacer posibles estas funciones, despojándolas de la carga de trabajo sacrificado, que pesa sobre las mujeres, hasta convertirlas en hábitos asumidos como necesarios por todos los miembros del hogar para disfrutar de una mayor calidad de vida.

No es extraño que en el diseño de viviendas, la cocina, estuviera localizada en las partes traseras de las viviendas, con peor luz, peores vistas, y espacios más reducidos, donde se aprecia el desprecio que la sociedad ha mostrado a quienes realizaban las tareas domésticas.

Para diseñar viviendas más conciliadoras se han propuesto cocinas amplias, con luz y ventilación, en la parte delantera de las casas y abiertas al comedor, donde se pueda trabajar y estar varias personas colaborando en la preparación de los alimentos, donde propicie una mayor interacción con los miembros de la familia y no se relegue a la persona que se encargue de la cocina.

 Hay experiencias, a través del modelo de cooperativa de viviendas, en inmuebles destinados a personas de la tercera edad y también en viviendas para gente joven, que pretenden ofrecer soluciones al problema de la vivienda en nuestro país. 

arquitectura, conciliación, género, urbanismo
Imagen de la web masqueunacasa
Parece interesante citar el proyecto de la Casa Babayaga que abrió sus puertas en el pueblo francés de Montreuil y en donde viven 21 mujeres con pocos recursos que pagan un alquiler de protección oficial. Estas viviendas, disponen a su vez de zonas comunes donde realizan actividades abiertas a la gente, donde se pretende cambiar la percepción que se tiene de la vejez. 

Thérèse Clerc, la promotora de esta iniciativa, ideó un hogar autogestionado sólo para mujeres, donde retirarse y envejecer juntas: "Las mujeres viven de media 88 años, eso significa que la mitad de su vida no son fértiles. La sociedad se empeña en enterrarnos después de la menopausia, dejamos de ser productivas y reproductivas…La vejez no es una enfermedad. Queremos envejecer de forma diferente”.

Basada en esta iniciativa, hay una propuesta interesante para crear un espacio autogestionado en Madrid, para mujeres mayores de 50 años, que quieren convivir con personas con inquietudes ecológicas, creativas y culturales y que se puede votar en la  página de Gobierno abierto del Ayuntamiento de Madrid
 
En cuanto a la reconstrucción de edificios vacíos en desuso, el proyecto llevado a cabo en Ámsterdam (1985), con la reutilización del hospital Burgerziekenhuis es un interesante ejemplo. El Ayuntamiento realizó un debate con vecinos y vecinas para que se aportaran ideas para el nuevo uso del complejo del antiguo hospital. De estos encuentros surgió la idea de un centro de mujeres y se creó la Fundación de Mujeres de Burgerziekenhuis, donde se construyeron viviendas y locales de trabajo, y zonas de reunión como cafeterías y restaurantes.

De este modo, proponer  que las mujeres sean corresponsables en la planificación, desarrollo y sostenibilidad de la ciudad, es reconocer su importancia como ciudadanas.

Fuentes consultadas
-Urbanismo vivienda y medio ambiente desde la perspectiva de género. Instituto vasco de la mujer
- Reflexiones sobre habitar desde una visión de género. Zaida Muxí. Observatorio joven de vivienda en España.

-Viviendas que concilian: La perspectiva de género aplicada a la vivienda de nueva construcción. Ayuntamiento de Fuenlabrada. Concejalía de la mujer.


3 comentarios:

  1. Buen artículo, como todos Silvia. Yo pienso que en las ciudades se ha venido creando un modelo de vivienda y un urbanismo deshumanizado, construyendo pocos espacios verdes, difícil y poco accesible para ancianos, niños pequeños y personas con discapacidad. Y el modelo de vivienda que hemos tenido en España... pues meter todas los pisos posibles en el menor número de metros cuadrados que se pueda para aumentar la ganancia de los especuladores.

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    1. Pues sí Carmen, construir rápido sacando el mayor número posible de pisos, sin tener en cuenta las necesidades de la gente, porque ésto lleva más quebraderos de cabeza, y más dinero.Sin embargo, en la obra pública, sí que se pueden poner condiciones a las construcciones y a quien las hace, y con qué criterios se adjudican, porque el dinero es de todos y todas.
      Un abrazo!

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