Ante las elecciones
tanto municipales como autonómicas que se van a celebrar por todo el pais,
las mujeres tenemos mucho que decir, que elegir, que comparar, porque no todo
vale, porque la política afecta a todos y a todas.
Somos la mitad de la población y
seguimos estando en desventaja desde el punto de partida hasta el punto de
llegada. Pero hay algo más grave aún: nos matan, nos asesinan. Es un terrorismo
machista, que hace que se deban de tomar medidas urgentemente porque es
insostenible. Existe desgraciadamente un espejismo de igualdad, que parece que
todo está conseguido, derechos, libertades…pero nada más allá de la realidad,
aunque haya gente que nos diga:¿Qué queréis más?
Queremos en primer lugar que pare
este feminicidio, y que se reconozca como tal. Queremos medidas desde el
gobierno y que se tomen ya. Por eso, hay que mirar con lupa los programas de
los partidos políticos, exigiendo que se aumenten las medidas de protección a
las víctimas de la violencia de género o que se imposibilite que un maltratador pueda tener
la guarda y custodia o régimen de estancia, relación y comunicación con los
hijos, si el juez lo considera conveniente, entre otras. Se necesita una visión
global del problema e incidir en su
raíz: el machismo.
Lamentablemente, estamos muy
acostumbradas a que prescindan de nosotras en los círculos de poder, donde se
toman decisiones importantes que afectan a hombres y mujeres, como es en los
partidos políticos, porque “sin mujeres no hay democracia”. Si en las listas de
los partidos no van mujeres algo falla, algo no cuadra, porque aunque prediquen
que van a lograr una sociedad más igualitaria. ¡Ya se sabe… estamos en campaña!
Los recortes presupuestarios
efectuados por los gobiernos han afectado con mayor incidencia al sector
público y a los servicios de asistencia, cuyos empleados y principales
beneficiarios son en su mayoría mujeres,
convirtiéndolas en las principales
víctimas de las medidas de austeridad.
En definitiva, esto se traduce en reducciones
salariales, pérdidas o precarización de los empleos. En consecuencia, resulta
indispensable tener en cuenta, entre otras, el impacto de género en las medidas
que se propongan en los programas electorales de los diferentes partidos a la
hora de hacer frente a la crisis y desarrollar soluciones para superarla.
Existen medidas fáciles y sin costos para las entidades públicas como la
promoción de cláusulas sociales de género
en las distintas fases del proceso de adjudicación de contratación pública, cuestión
que debería mirarse en los programas electorales como una muestra del
compromiso con la igualdad de género , ya que premiaría a las empresas
comprometidas con la igualdad de género o que tuvieran algún “sello de igualdad
en la empresa” y que se tuviera en cuenta el porcentaje o número de mujeres
usuarias que se beneficiarían del contrato.
El hecho de tener hijos, ya se sabe, que no afecta del mismo modo al
empleo de mujeres y hombres. La participación de las madres en el mercado
laboral es un 12 % inferior a la de las mujeres sin hijos, mientras que la
tasa de empleo de los padres es un 8,7 % superior a la de los hombres sin
hijos.
Por esta razón, es indispensable la implantación de los
permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles y retribuidos al
100% para ambos progenitores, con una verdadera política de conciliación
personal y laboral para mujeres y hombres, dejando de presentarla como un
problema que afecta solo a las mujeres, ya que atañe a toda la sociedad.
Reconocer la importancia de los
cuidados y de la reproducción social, debe tener una dimensión política no
dejando en manos de las mujeres el sostén de estado de bienestar, sino que el
gobierno debe garantizarla. Porque cuando se hable de privatizar servicios básicos como guarderías, colegios, hospitales o servicios
sociales en general, significará que los cuidados, al final recaerán sobre las
mujeres especialmente con menos recursos y en los costes de oportunidad de las
cuidadoras: incompatibilidad laboral, probabilidad de perder el empleo, efectos
sobre la propia salud y efectos sobre la vida afectiva y relacional.
Además, las mujeres tenemos
derechos a decidir y tener el control sobre nuestra sexualidad-incluida la
salud sexual y reproductiva - derecho a decidir
sobre nuestra propia maternidad. En este sentido no se debe bajar la
guardia.
Los presupuestos en materia de igualdad no pueden disminuir sino
aumentar. Se necesitan mayores efectivos para hacer cumplir la ley de igualdad
efectiva entre hombres y mujeres y por supuesto voluntad política. Así, se
puede apreciar, como en los programas electorales la igualdad de género puede
estar ubicada en un plano completamente secundario- se proponen medidas pero no
es lo sustancial- o por el contrario aparecen como eje prioritario y transversal.
Pero además, hay que tener en cuenta, en lo referente a la concreción de medidas, desconfiar de los programas
que hacen relación a la igualdad como declaración de intenciones, sin recoger
medidas específicas, concretas y evaluables para la ciudadanía.
Porque ¿Qué ocurre con la perspectiva de género en la educación?
Se presupone que es fundamental en una sociedad que aspira a ser justa e
igualitaria, y muchas veces se trata de forma residual en los diferentes documentos
electorales. Sin una perspectiva de género, se siguen transmitiendo los mismos
discursos androcéntricos. ¿Es tan difícil realizar materiales educativos donde
las mujeres estén representadas? ¿qué hay de fomentar la corresponsabilidad educativa? ¿Es
tan complicado utilizar un lenguaje no sexista? Con una ley contundente, y una
inspección que velara por ello, se ganaría bastante en el proceso de
coeducación.
“Porque
las palabras no son neutras al igual que el espacio”
Las ciudades deben
ser inclusivas para todos y todas, y principalmente seguras. Por esta razón un urbanismo con perspectiva de género es
indispensable, ya que piensa los espacios en la funcionalidad de la vida
diaria, donde se debe consultar a las mujeres en la planificación urbanística,
porque “la forma en que vive la ciudad
es distinta a la de un hombre, y por lo tanto lo que percibe también es
diferente”, y además en la mayoría de las ocasiones son portavoces de las
necesidades de la infancia y las personas mayores. Las pautas de
movilidad son diferentes para hombres y para mujeres y se deberían diseñar
planes de movilidad teniendo en cuenta esta situación.
Decidir el voto desde el punto de vista de las políticas
de igualdad, puede ser una buena manera de decantarse por una u otra opción
política, ya que seguramente no solo podrá beneficiar a las mujeres sino que se
traducirá en mayor bienestar social.