viernes, 13 de marzo de 2015

Rendijas del patriarcado



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Marcela Lagarde, en su libro  “Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas”, construyó la categoría “cautiverio” para sintetizar el hecho cultural que define el estado en que sobreviven oprimidas las mujeres en la sociedad patriarcal. Se refiere al deber ser de femenino, que genera verdaderos cautiverios que les impiden constituirse como sujetos plenos y  desarrollar alternativas de vida, alejadas de las expectativas sociales.

 De esta manera la casa, el convento, el burdel, la prisión y el manicomio, son espacios de cautiverio específicos de las mujeres. La sociedad y la cultura hacen que cada mujer ocupe uno de estos espacios y en ocasiones más de uno a la vez. Cada mujer es única y en su complejidad puede tener sólo algunas de las características teóricamente señaladas; incluso puede llamar de otra manera lo que aquí se llama dependencia vital, subalternidad, obediencia, impotencia aprendida, cautiverio o transgresión. Descubrir nuestros cautiverios, es el primer paso para abandonarlos.

A pesar de estos espacios físicos y simbólicos de no libertad, las mujeres han encontrado siempre rendijas, huecos, por donde acceder para  liberarse y escapar del yugo del marido, de los padres, de las costumbres y de las normas estrictas que impiden y han impedido a las mujeres desarrollarse, e incluso han llegado a crear un lenguaje nuevo. 

Éste era el caso de las mujeres chinas, que no solo se les prohibía el acceso a la educación, y no sabían leer ni escribir el mandarín, sino que además debían vivir encerradas en casas de sus padres y maridos. Por esta razón decidieron crear sus propio lenguaje: el Nü-shu, que se remonta a varios cientos de años atrás, incluso hay quienes lo sitúan en el año 300 dC

Nú-shu- chinas-lenguaje
Abanico Nü-shu
Como solo los hombres tenían acceso al papel, ellas escribían en los pañuelos de seda, en abanicos y eran bordados en las vendas que utilizaban las mujeres para evitar el crecimiento de sus pies. Escribían poemas, daban recomendaciones a las hijas en sus matrimonios, contaban pequeñas historias de sus comarcas. Dado que a las mujeres se las enterraba con todas sus pertenencias, hoy en día se conserva muy poco material. Además, este lenguaje fue severamente perseguido durante la Revolución Cultural China, habiéndose desatado lo que se denominó “caza de brujas”. 

“Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender”. 

Las mujeres de otros tiempos buscaron alternativas para deshacerse del ambiente doméstico y de la dominación patriarcal y marital.
 
Uno de los centros que se convirtieron en lugar para la intelectualidad femenina fueron los conventos medievales. Convirtiéndose en monja, la mujer tenía libertad para desarrollar habilidades artísticas, aprender a leer, tener acceso a una vasta literatura y así poder escapar de un matrimonio concertado.

Un movimiento totalmente revolucionario- sin fundadora ni normas de constitución- lo encontramos en Las beguinas que surge a finales del siglo XII, en Flandes, Alemania y las naciones circundantes. En una época donde los conventos estaban saturados, y había sobrepoblación de mujeres debido a las bajas de los hombres en las guerras, miles de mujeres de los antiguos Países Bajos encontraron una vía intermedia: retirarse a vivir en comunidad con otras mujeres en los llamados beguinatos, unas miniciudades formadas por casas individuales- juntas pero no revueltas- en las que los hombres estaban vetados.

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Beguinato
 Fueron comunidades autónomas que no estaban ni reguladas ni supervisadas, independientes del hombre y de la iglesia. Ellas fueron pioneras y adelantadas a su época, al distinguir la vertiente espiritual de los seres humanos, del conjunto de dogmas, creencias y estructuras de poder que suponen las religiones. Las beguinas no estaban casadas pero tampoco hicieron votos de castidad. Leyeron las escrituras y la biblia por su cuenta, haciendo traducciones a varios idiomas. La iglesia las tildó de brujas, prostitutas e infieles. Crearon hospitales para pobres y escuelas llamadas “Amigas” que no eran otra cosa que escuelas para niñas.

Margarita Porete, fue una beguina, nacida a mediados del siglo XIII.La quemaron en la hoguera, acusada de hereje, tras la escritura de su libro “El espejo de las almas simples”.

Las mujeres desde tiempos remotos también han viajado y han utilizado la peregrinación como ocasión para estar solas, ya que esta causa religiosa las justificaba ante la sociedad de lo estipulado para ellas en el sistema patriarcal.

Éste fue el caso de las peregrinas del Camino de Santiago. No solo les movía un impulso religioso, sino además encontraron  motivaciones laicas para viajar y escapar de la rutina de la casa, de su pueblo, para vivir de una forma diferente, eludiendo la autoridad paterna o del marido. 

Las peregrinas quizá no se contentaron con esa existencia, con ese cautiverio que les había tocado vivir y buscaron en el camino, una vía de liberación de poder pensar y poder pensarse, en definitiva de buscar espacios de autonomía.
 
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Peregrina en el Camino de Santiago
La peregrinación les permitía tomar decisiones, organizar su vida, trazar su trayecto, elegir sus compañías, ya que el Camino solía hacerse en grupo para evitar asaltos y en el caso de las mujeres, violaciones.

“El tránsito de mujeres por el Camino debía de ser numeroso pues se establecieron albergues sólo para ellas. También hay noticia de albergueras y hospitaleras cuya misión era atender y cuidar a los peregrinos.”

Muchas iglesias y hospitales se construyeron en el camino gracias a las donaciones de reinas y nobles damas que recorrieron  el camino de Santiago,  como Isabel de Portugal o Isabel la Católica.

En nuestros días resulta llamativo, y algunos lo tildan de incipiente  “revolución” como en Kenia y en Etiopía, las mujeres se están independizando gracias al atletismo. Este deporte está tambaleando los cimientos del machismo, así como los roles sociales de hombres y de mujeres. El salario ganado,  gracias a los buenos resultados en las pistas, les permite una independencia económica para poder administrar sus ingresos y en definitiva poder controlar su futuro. Ellas traen el dinero a casa y ellos hacen las labores del hogar. El viajar hacia otros países les ha enriquecido su experiencia vital, para poder ser conscientes del proceso de empoderamiento que están viviendo.

Este fenómeno además ha sido posible, gracias a la educación que permite a las niñas compaginar el atletismo con sus estudios al término de su carrera como atletas, que sumado a su vez,  al turismo deportivo, ha hecho posible desarrollar equipamientos deportivos en estos países, así como un entramado de comercios en torno a él.

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En el documental  01:05:12.Una carrera de fondo dirigido por Javier Triana y Rubén San Bruno, queda retratado el atletismo como agente de cambio para la emancipación femenina en estos países.

No obstante, desde la antigüedad hasta en pleno siglo XXI,  las mujeres han pagado un precio por escapar de estos cautiverios. Como expresa Marcela Lagarde “los desfases entre el deber ser y la existencia, entre la norma y la vida realmente vivida, generan procesos complejos, dolorosos y conflictivos, en mayor grado si son enfrentados con las concepciones dominantes de feminidad (ideologías tradicionales), porque las mujeres viven estos desfases como producto de su incapacidad personal para ser mujeres, como pérdida y como muerte. Otras pueden encontrar además, simultánea y contradictoriamente, posibilidades de búsqueda y construcción propia y colectiva gratificantes”.

Fuentes consultadas:
-En la Edad media las mujeres también hicieron el camino de Santiago. Cristina Segura Graíño
- Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. Marcela Lagarde.

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