Marcela Lagarde, en su libro “Los cautiverios de las mujeres: madresposas,
monjas, putas, presas y locas”, construyó la categoría “cautiverio” para
sintetizar el hecho cultural que define el estado en que sobreviven oprimidas
las mujeres en la sociedad patriarcal. Se refiere al deber ser de femenino, que
genera verdaderos cautiverios que les impiden constituirse como
sujetos plenos y desarrollar alternativas de vida, alejadas de las expectativas
sociales.
De esta
manera la casa, el convento, el burdel, la prisión y el manicomio, son espacios
de cautiverio específicos de las mujeres. La sociedad y la cultura hacen que
cada mujer ocupe uno de estos espacios y en ocasiones más de uno a la vez. Cada mujer es única y
en su complejidad puede tener sólo algunas de las características teóricamente señaladas; incluso puede llamar de otra
manera lo que aquí se llama dependencia vital, subalternidad, obediencia, impotencia aprendida, cautiverio o transgresión. Descubrir nuestros cautiverios, es el
primer paso para abandonarlos.
A pesar de estos espacios físicos
y simbólicos de no libertad, las mujeres han encontrado siempre rendijas, huecos,
por donde acceder para liberarse y
escapar del yugo del marido, de los padres, de las costumbres y de las normas
estrictas que impiden y han impedido a las mujeres desarrollarse, e incluso han
llegado a crear un lenguaje nuevo.
Éste era el caso de las mujeres
chinas, que no solo se les prohibía el acceso a la educación, y no sabían leer
ni escribir el mandarín, sino que además debían vivir encerradas en casas de
sus padres y maridos. Por esta razón decidieron crear sus propio lenguaje: el Nü-shu, que se remonta a varios cientos de años atrás, incluso hay quienes lo
sitúan en el año 300 dC.
Abanico Nü-shu |
Como solo los hombres tenían
acceso al papel, ellas escribían en los pañuelos de seda, en abanicos y eran
bordados en las vendas que utilizaban las mujeres para evitar el crecimiento de
sus pies. Escribían poemas, daban recomendaciones a las hijas en sus
matrimonios, contaban pequeñas historias de sus comarcas. Dado que a las
mujeres se las enterraba con todas sus pertenencias, hoy en día se conserva muy
poco material. Además, este lenguaje fue severamente
perseguido durante la Revolución Cultural China, habiéndose desatado lo que se
denominó “caza de brujas”.
“Los hombres se atreven a salir de casa para
enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear
un lenguaje que
ellos no pueden entender”.
Las mujeres de otros tiempos
buscaron alternativas para deshacerse del ambiente doméstico y de la dominación
patriarcal y marital.
Uno de los centros que se
convirtieron en lugar para la intelectualidad femenina fueron los conventos
medievales. Convirtiéndose en monja, la mujer tenía libertad para
desarrollar habilidades artísticas, aprender a leer, tener acceso a una vasta
literatura y así poder escapar de un matrimonio concertado.
Un movimiento totalmente
revolucionario- sin fundadora ni normas de constitución- lo encontramos en Las
beguinas que surge a finales del siglo XII, en Flandes, Alemania y las
naciones circundantes. En una época donde los conventos estaban saturados, y
había sobrepoblación de mujeres debido a las bajas de los hombres en las guerras,
miles de mujeres de los antiguos Países Bajos encontraron una vía intermedia:
retirarse a vivir en comunidad con otras mujeres en los llamados beguinatos, unas
miniciudades formadas por casas individuales- juntas pero no revueltas- en las
que los hombres estaban vetados.
Beguinato |
Fueron
comunidades autónomas que no estaban ni reguladas ni supervisadas,
independientes del hombre y de la iglesia. Ellas
fueron pioneras y adelantadas a su época, al distinguir la vertiente espiritual
de los seres humanos, del conjunto de dogmas, creencias y estructuras de poder
que suponen las religiones. Las beguinas no estaban casadas pero tampoco
hicieron votos de castidad. Leyeron
las escrituras y la biblia por su cuenta, haciendo traducciones a varios
idiomas. La iglesia las tildó de brujas, prostitutas e infieles. Crearon
hospitales para pobres y escuelas llamadas “Amigas” que no eran otra
cosa que escuelas para niñas.
Margarita Porete, fue una beguina,
nacida a mediados del siglo XIII.La quemaron en la hoguera, acusada de hereje,
tras la escritura de su libro “El espejo de las almas simples”.
Las
mujeres desde tiempos remotos también han viajado y han utilizado la
peregrinación como ocasión para estar solas, ya que esta causa religiosa las
justificaba ante la sociedad de lo estipulado para ellas en el sistema
patriarcal.
Éste fue
el caso de las peregrinas del Camino de Santiago. No solo les movía un impulso
religioso, sino además encontraron motivaciones laicas para viajar y escapar de la
rutina de la casa, de su pueblo, para vivir de una forma diferente, eludiendo
la autoridad paterna o del marido.
Las
peregrinas quizá no se contentaron con esa existencia, con ese cautiverio que
les había tocado vivir y buscaron en el camino, una vía de liberación de poder pensar y poder pensarse, en
definitiva de buscar espacios de autonomía.
La peregrinación les permitía tomar decisiones, organizar su
vida, trazar su trayecto, elegir sus compañías, ya que el Camino solía hacerse
en grupo para evitar asaltos y en el caso de las mujeres, violaciones.
“El tránsito de
mujeres por el Camino debía de ser numeroso pues se establecieron albergues
sólo para ellas. También hay noticia de albergueras y hospitaleras cuya misión
era atender y cuidar a los peregrinos.”
Muchas iglesias y hospitales se construyeron en el camino
gracias a las donaciones de reinas y nobles damas que recorrieron el camino de Santiago, como Isabel de Portugal o Isabel la Católica.
En nuestros días resulta llamativo, y algunos lo tildan de
incipiente “revolución” como en Kenia y
en Etiopía, las mujeres se están independizando gracias al atletismo. Este
deporte está tambaleando los cimientos del machismo, así como los roles
sociales de hombres y de mujeres. El salario ganado, gracias a los buenos resultados en las pistas, les permite una
independencia económica para poder administrar sus ingresos y en definitiva
poder controlar su futuro. Ellas traen el dinero a casa y ellos hacen las
labores del hogar. El viajar hacia otros países les ha enriquecido su
experiencia vital, para poder ser conscientes del proceso de empoderamiento que
están viviendo.
Este fenómeno además ha sido posible, gracias a la educación
que permite a las niñas compaginar el atletismo con sus estudios al término de
su carrera como atletas, que sumado a su vez, al turismo deportivo, ha hecho posible desarrollar
equipamientos deportivos en estos países, así como un entramado de comercios en
torno a él.
En el documental 01:05:12.Una carrera de fondo dirigido por
Javier Triana y Rubén San Bruno, queda retratado el atletismo como agente de
cambio para la emancipación femenina en estos países.
No obstante, desde la antigüedad hasta en pleno siglo
XXI, las mujeres han pagado un precio por
escapar de estos cautiverios. Como expresa Marcela Lagarde “los desfases entre el deber ser y la existencia, entre la norma y la
vida realmente vivida, generan procesos complejos, dolorosos y conflictivos, en
mayor grado si son enfrentados con las concepciones dominantes de feminidad
(ideologías tradicionales), porque las mujeres viven estos desfases como
producto de su incapacidad personal para ser mujeres, como pérdida y como
muerte. Otras pueden encontrar además, simultánea y contradictoriamente,
posibilidades de búsqueda y construcción propia y colectiva gratificantes”.
Fuentes consultadas:
-En la Edad media las mujeres también
hicieron el camino de Santiago. Cristina Segura Graíño
- Los cautiverios de las mujeres:
madresposas, monjas, putas, presas y locas. Marcela Lagarde.
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