jueves, 19 de marzo de 2015

Conciliación: corresponsabilidad entre hombres, mujeres, empresas y Estado




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Actualmente, existen conferencias de todo tipo donde se puede escuchar a personas expertas de negocios, hablar de competitividad, innovación, con charlas magistrales sobre aumentar la productividad en las empresas, reputación online e internalización. 

Sin embargo, ¿cuántos de estos gurús exponen estrategias empresariales en donde  se tengan en  cuenta las necesidades verdaderas de sus trabajadores y trabajadoras? Las personas con cargas familiares tienen que resolver el tema de los cuidados y adaptar todas las piezas del puzle que conforman su faceta laboral y familiar.

Las personas trabajadoras que no tienen responsabilidades familiares, creen a menudo que el problema no es suyo ¡pero se equivocan! Sea cual sea su situación personal, el tema de la conciliación, también va con ellas.

No hay que olvidar que el ser humano, desde que nace hasta que muere necesita cuidados, ya que en algún momento enferman, se lesionan y envejecen. Los cuidados son una parte esencial de la sociedad, afectan a todas las personas, son esenciales para el mantenimiento de la vida.

 No obstante, a pesar de su importancia, existe una infravaloración  y desmerecimiento en términos de su contribución al desarrollo económico y social, ya que el trabajo no remunerado en su mayor parte lo constituye el cuidado y atención de menores, mayores y enfermos, y estas tareas las realizan de forma gratuita las mujeres, en su mayoría, ahorrando un importante coste al erario público.

“Las horas invertidas por las mujeres para el cuidado de familiares equivaldrían a cerca de 10 millones de empleos”. Informe de UGT

 Son las mujeres las que mayoritariamente tienen mayores dificultades para compaginar el trabajo laboral con el trabajo familiar, pese a que conciliar la vida familiar y laboral no es un problema de las mujeres, sino un problema social.

Desde hace tiempo, voces expertas en la materia, vienen advirtiendo del peligro que el recorte en los servicios públicos tiene sobre las mujeres pues incrementa su carga de cuidados, lo que las “hace volver a un rol familiar tradicional”.

La incorporación de la mujer al mundo laboral, no ha sido correspondida con una entrada de los hombres en las responsabilidades domésticas y de cuidados, ni con una  dotación suficiente en la provisión de servicios de las instituciones públicas. Esta contradicción produce la llamada «Crisis de los cuidados»: ¿Quiénes  y de qué manera se harán cargo  de los cuidados?

La crisis de los cuidados dispara las desigualdades sociales. Las mujeres de clase media y alta contratan cuidadoras para sus hijos o ancianos, aunque a veces recurran también al apoyo familia. Las clases más vulnerables sufren  una doble crisis de cuidados, pues las situaciones de dependencia se suceden especialmente en las familias con menos recursos y éstas, ante la escasez de servicios públicos, han de resolver los cuidados con el propio trabajo familiar. Esta desigualdad social se traduce también en costes sociales y de empleo de las cuidadoras por incompatibilidad laboral.

"La actual organización del cuidado se sostiene por la división sexual del trabajo y por la perpetuación de los roles de género"

El concepto de conciliación se ha desvirtuado, porque conciliar no significa darle más permisos a las mujeres exclusivamente para que puedan compatibilizar trabajo y familia, ni un paquete de medidas para que se las apañen mejor, sino lo que alude realmente es una situación de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, de corresponsabilidad entre hombres, mujeres, empresas y Estado en el ámbito del empleo, y de corresponsabilidad por igual entre hombres y mujeres en el cuidado de la familia y el hogar en el ámbito doméstico privado”.

Corresponsabilidad-conciliación-igualdad
Por esta razón, se hace necesario el establecimiento de permisos parentales iguales e intransferibles, y retribuidos 100% para ambos progenitores, ya que esta medida funciona, porque se ha demostrado que un hombre se toma el permiso cuando es únicamente suyo y “si no lo toma lo pierde”.  Es evidente que los permisos y licencias para el cuidado de familiares deberían estar individualizados y deben tener una duración igual para hombres y para mujeres. Pero hay una ausencia de voluntad política para que esto se implante definitivamente.

Conciliar no aumenta costes, sino todo lo contrario, es la no conciliación la que los genera. La sustitución de una persona trabajadora altamente cualificada cuesta 1,5 veces su sueldo anual. Los costes de reincorporación de una excedencia temporal larga, a partir de 36 meses, son similares a los de la contratación de una nueva persona

La flexibilización horaria y de la relación laboral, el teletrabajo, los bancos del tiempo y los bonos sociales, son algunas medidas que se pueden implementar en las empresas , teniendo un impacto positivo para la conciliación de la vida personal y laboral. 

Si no hay una verdadera política de conciliación en las empresas, no lograrán aumentar su productividad, ni mejorarán la imagen externa de su corporación. Apenas retendrán talento, ni podrán reducir el absentismo laboral, ni mejorarán la salud laboral de su personal. Tampoco lograrán una plantilla identificada con la misión de sus organizaciones. Como consecuencia, en alguna parte del camino se quedarán atrás. 

Fuentes consultadas
-Trabajar igual. Cobrar igual. Conciliar igual. Por una paternidad corresponsable. Secretaría de igualdad UGT.2015
- Guía sobre conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Instituto Andaluz de la Mujer.  Consejería para la Igualdad y Bienestar Social.

viernes, 13 de marzo de 2015

Rendijas del patriarcado



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Marcela Lagarde, en su libro  “Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas”, construyó la categoría “cautiverio” para sintetizar el hecho cultural que define el estado en que sobreviven oprimidas las mujeres en la sociedad patriarcal. Se refiere al deber ser de femenino, que genera verdaderos cautiverios que les impiden constituirse como sujetos plenos y  desarrollar alternativas de vida, alejadas de las expectativas sociales.

 De esta manera la casa, el convento, el burdel, la prisión y el manicomio, son espacios de cautiverio específicos de las mujeres. La sociedad y la cultura hacen que cada mujer ocupe uno de estos espacios y en ocasiones más de uno a la vez. Cada mujer es única y en su complejidad puede tener sólo algunas de las características teóricamente señaladas; incluso puede llamar de otra manera lo que aquí se llama dependencia vital, subalternidad, obediencia, impotencia aprendida, cautiverio o transgresión. Descubrir nuestros cautiverios, es el primer paso para abandonarlos.

A pesar de estos espacios físicos y simbólicos de no libertad, las mujeres han encontrado siempre rendijas, huecos, por donde acceder para  liberarse y escapar del yugo del marido, de los padres, de las costumbres y de las normas estrictas que impiden y han impedido a las mujeres desarrollarse, e incluso han llegado a crear un lenguaje nuevo. 

Éste era el caso de las mujeres chinas, que no solo se les prohibía el acceso a la educación, y no sabían leer ni escribir el mandarín, sino que además debían vivir encerradas en casas de sus padres y maridos. Por esta razón decidieron crear sus propio lenguaje: el Nü-shu, que se remonta a varios cientos de años atrás, incluso hay quienes lo sitúan en el año 300 dC

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Abanico Nü-shu
Como solo los hombres tenían acceso al papel, ellas escribían en los pañuelos de seda, en abanicos y eran bordados en las vendas que utilizaban las mujeres para evitar el crecimiento de sus pies. Escribían poemas, daban recomendaciones a las hijas en sus matrimonios, contaban pequeñas historias de sus comarcas. Dado que a las mujeres se las enterraba con todas sus pertenencias, hoy en día se conserva muy poco material. Además, este lenguaje fue severamente perseguido durante la Revolución Cultural China, habiéndose desatado lo que se denominó “caza de brujas”. 

“Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender”. 

Las mujeres de otros tiempos buscaron alternativas para deshacerse del ambiente doméstico y de la dominación patriarcal y marital.
 
Uno de los centros que se convirtieron en lugar para la intelectualidad femenina fueron los conventos medievales. Convirtiéndose en monja, la mujer tenía libertad para desarrollar habilidades artísticas, aprender a leer, tener acceso a una vasta literatura y así poder escapar de un matrimonio concertado.

Un movimiento totalmente revolucionario- sin fundadora ni normas de constitución- lo encontramos en Las beguinas que surge a finales del siglo XII, en Flandes, Alemania y las naciones circundantes. En una época donde los conventos estaban saturados, y había sobrepoblación de mujeres debido a las bajas de los hombres en las guerras, miles de mujeres de los antiguos Países Bajos encontraron una vía intermedia: retirarse a vivir en comunidad con otras mujeres en los llamados beguinatos, unas miniciudades formadas por casas individuales- juntas pero no revueltas- en las que los hombres estaban vetados.

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Beguinato
 Fueron comunidades autónomas que no estaban ni reguladas ni supervisadas, independientes del hombre y de la iglesia. Ellas fueron pioneras y adelantadas a su época, al distinguir la vertiente espiritual de los seres humanos, del conjunto de dogmas, creencias y estructuras de poder que suponen las religiones. Las beguinas no estaban casadas pero tampoco hicieron votos de castidad. Leyeron las escrituras y la biblia por su cuenta, haciendo traducciones a varios idiomas. La iglesia las tildó de brujas, prostitutas e infieles. Crearon hospitales para pobres y escuelas llamadas “Amigas” que no eran otra cosa que escuelas para niñas.

Margarita Porete, fue una beguina, nacida a mediados del siglo XIII.La quemaron en la hoguera, acusada de hereje, tras la escritura de su libro “El espejo de las almas simples”.

Las mujeres desde tiempos remotos también han viajado y han utilizado la peregrinación como ocasión para estar solas, ya que esta causa religiosa las justificaba ante la sociedad de lo estipulado para ellas en el sistema patriarcal.

Éste fue el caso de las peregrinas del Camino de Santiago. No solo les movía un impulso religioso, sino además encontraron  motivaciones laicas para viajar y escapar de la rutina de la casa, de su pueblo, para vivir de una forma diferente, eludiendo la autoridad paterna o del marido. 

Las peregrinas quizá no se contentaron con esa existencia, con ese cautiverio que les había tocado vivir y buscaron en el camino, una vía de liberación de poder pensar y poder pensarse, en definitiva de buscar espacios de autonomía.
 
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Peregrina en el Camino de Santiago
La peregrinación les permitía tomar decisiones, organizar su vida, trazar su trayecto, elegir sus compañías, ya que el Camino solía hacerse en grupo para evitar asaltos y en el caso de las mujeres, violaciones.

“El tránsito de mujeres por el Camino debía de ser numeroso pues se establecieron albergues sólo para ellas. También hay noticia de albergueras y hospitaleras cuya misión era atender y cuidar a los peregrinos.”

Muchas iglesias y hospitales se construyeron en el camino gracias a las donaciones de reinas y nobles damas que recorrieron  el camino de Santiago,  como Isabel de Portugal o Isabel la Católica.

En nuestros días resulta llamativo, y algunos lo tildan de incipiente  “revolución” como en Kenia y en Etiopía, las mujeres se están independizando gracias al atletismo. Este deporte está tambaleando los cimientos del machismo, así como los roles sociales de hombres y de mujeres. El salario ganado,  gracias a los buenos resultados en las pistas, les permite una independencia económica para poder administrar sus ingresos y en definitiva poder controlar su futuro. Ellas traen el dinero a casa y ellos hacen las labores del hogar. El viajar hacia otros países les ha enriquecido su experiencia vital, para poder ser conscientes del proceso de empoderamiento que están viviendo.

Este fenómeno además ha sido posible, gracias a la educación que permite a las niñas compaginar el atletismo con sus estudios al término de su carrera como atletas, que sumado a su vez,  al turismo deportivo, ha hecho posible desarrollar equipamientos deportivos en estos países, así como un entramado de comercios en torno a él.

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En el documental  01:05:12.Una carrera de fondo dirigido por Javier Triana y Rubén San Bruno, queda retratado el atletismo como agente de cambio para la emancipación femenina en estos países.

No obstante, desde la antigüedad hasta en pleno siglo XXI,  las mujeres han pagado un precio por escapar de estos cautiverios. Como expresa Marcela Lagarde “los desfases entre el deber ser y la existencia, entre la norma y la vida realmente vivida, generan procesos complejos, dolorosos y conflictivos, en mayor grado si son enfrentados con las concepciones dominantes de feminidad (ideologías tradicionales), porque las mujeres viven estos desfases como producto de su incapacidad personal para ser mujeres, como pérdida y como muerte. Otras pueden encontrar además, simultánea y contradictoriamente, posibilidades de búsqueda y construcción propia y colectiva gratificantes”.

Fuentes consultadas:
-En la Edad media las mujeres también hicieron el camino de Santiago. Cristina Segura Graíño
- Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. Marcela Lagarde.