Artículo publicado también en eProform
Cada vez hay más mujeres en las Universidades
españolas, aunque su incorporación no se ha hecho de forma igualitaria, y es
que actualmente se encuentran carreras muy feminizadas como Magisterio y Enfermería
y titulaciones muy masculinizadas, como todas las Ingenierías.
A pesar del aumento de tituladas
hasta llegar a ser mayoría en la Universidad, no se ha producido un incremento
proporcional en el número de mujeres entre el profesorado, estando infrarepresentadas
en las cátedras y en los órganos de gobierno, donde su participación es muy
reducida y son los hombres quienes ocupan la mayor parte de dichas posiciones. Las
cifras hablan por sí solas: solamente existen 7 rectoras en toda España.
Se
puede afirmar que “el número de mujeres va disminuyendo conforme se sube en la
posición de la estructura jerárquica que conforma la carrera femenina”,
fenómeno que Maya Widmer ha llamado “leaky pipelin” o tubería agujereada: el
conducto que lleva a las mujeres a los campos dominados por los hombres está
agujereado.
Actualmente siguen vigentes procedimientos de
promoción que surgieron cuando el acceso a la Universidad era solo accesible a
los hombres y esto hace que los aspectos que influyen en la trayectoria
profesional estén fuertemente arraigados en los valores masculinos, ya no sólo
perjudicando a la de las mujeres, sino a su acceso a puestos de responsabilidad en la
institución. “Las élites que han sido tradicionalmente
masculinas tienden a seguir siéndolo, ya que se reproducen en buena medida por
cooptación y tienden a seleccionar a los que son de los suyos…”. Pero las
dificultades de conciliación también afectan, ya que el cuidado de los hijos
también interfiere claramente en la producción científica de las mujeres, como
en sus posibilidades de promoción.
No sólo hace falta una presencia
equilibrada de participación de las mujeres en las estructuras de las
Universidades, sino que se destaca la necesidad de integración de la perspectiva de
género en las disciplinas universitarias. A pesar del aumento espectacular de
investigaciones en materia de género,
a nivel docente no existe una oferta acorde con la cantidad de investigación y
conocimiento desarrollado.
La importancia y la necesidad de
una formación en género en la educación superior, no ha tenido una incidencia
directa en las aulas, ya que a pesar de los esfuerzos legislativos por
introducir la igualdad y la no discriminación en la Universidad, tanto
la docencia como en la formación que se sigue, están sujetas a la
voluntad del profesorado y del alumnado con sensibilidad en estos temas. Así se
queda en un compendio de buenas intenciones pero que pierde fuerza a la hora de
medidas y acciones concretas para implantarlo.
Existe una ceguera en materia de género, por una falta de sensibilidad del
profesorado y formación que le lleva a obviar los contenidos y materias a
aplicar para trabajarlo, y en donde los profesionales que están interesados en
introducir el género de forma transversal, no encuentra materiales didácticos con
perspectiva de género, donde existe una visión androcéntrica y un lenguaje
sexista, encontrándose desorientados por falta de guías metodológicas y por falta de apoyo en esta labor. Pero además de
estas dificultades organizativas y
materiales, y de la poca conciencia de género, existen otras, como la falta de referentes y modelos a
seguir para aplicar la transversalidad de género en la educación superior, o
“la dificultad de los propios jóvenes para detectar la discriminación de género
en sus propias vidas”.
La incorporación de los estudios de género en
las disciplinas dotan al alumnado de un cuerpo teórico y metodólogico de
interpretación de la realidad social. En carreras como derecho, ignorar los
acuerdos internacionales en materia de igualdad, en economía el conocimiento del origen o la
arbitrariedad de la división sexual del trabajo, o en psicología como se forman
las identidades de los sujetos en función del género, deja al alumnado con una
información incompleta y sesgada. En definitiva, “cuando los alumnos y alumnas cursan materias de género ven
la vida con gafas violeta”.
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Fuentes consultadas:
- La ceguera de género en la Orientación Universitaria. Trinidad
Donoso Vázquez y Ana Velasco Martínez
- Tranversalización de género en la Educación superior. Ana Gabriela
Buquet Corneto
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