jueves, 18 de diciembre de 2014

La maternidad ¿obligación o elección?




La posibilidad de que las mujeres pueden tener o no hijos, no está exenta de presiones sociales y falsos mitos que rodean a estas opciones y por supuesto, de una serie de costos. 

A las que renuncian a la maternidad, como resultado de una opción personal, se encuentran la fuerte presión social, y el tener que estar siempre justificando a través de multitud de argumentos, porque han asumido esa posición. Uno de los prejuicios a los que más se recurre es el fantasma de la infertilidad, el cual se asocia con minusvalía e inferioridad en comparación con las que si son madres, ya que no se entiende que haya mujeres que por decisión y no por imposibilidad, hayan optado por darle prioridad en sus vidas a otras facetas distintas de la maternidad.

Estas presiones para ser madres, las encontramos en expresiones cotidianas de la vida social, que por lo común dicen que una mujer que no quiere tener hijos es una mujer incompleta, egoísta e inmadura, que se arrepentirá el día de mañana, que se está perdiendo el amor más grande de su vida y que se va a quedar sola.

 Pero estas presiones, vienen no sólo de las opiniones de la gente corriente, sino de opiniones de profesionales y expertos, como afirmaba Judith C. Daniluk, que aludía a las coacciones que tradicionalmente recaían sobre mujeres sin hijos, cuando asistían a las consultas de servicios de atención médica, en la que recomendaban el embarazo y el amamantamiento como curas para una multitud de malestares, aunque la presión para lactancia materna actualmente también crea sentimientos de culpa a las mujeres, que no pueden dar el pecho o no desean darlo por multitud de razones. 

Desde la psicología y la psiquiatría, también se ha reforzado esta visión negativa de las mujeres que desean permanecer sin descendencia, basada en una serie de creencias acerca de la inadecuación psicológica, como la falta de habilidad para comprometerse en relaciones cercanas íntimas. La Iglesia a su vez, ha presionado en gran medida a las mujeres, en la formación y perpetuamiento del binomio mujer-maternidad. 

Las razones por las que la sociedad presiona para que se quiten de la cabeza no tener descendencia son variadas, pero van encaminadas en un solo sentido. “Hacerles sentir que es algo antinatural”. Se da por hecho que el instinto maternal es algo natural e instintivo que les sucede a  todas las mujeres y cuando les falta, se aprecia como una desviación. Pero no es así. No está probado biológicamente que exista ese instinto maternal. 

Los científicos aseguran que no existen causas fisiológicas demostrables, y que este deseo no es  algo innato que les obliga a querer ser madres, sino más bien, viene condicionado por la sociedad, la cultura, el desarrollo personal y la estabilidad laboral . 

Según la socióloga británica Caterine Hakim “el instinto maternal es un mito para perpetuar cierta obligación moral de las mujeres para que tengan hijos”.

La  presión que sufren desde distintos ámbitos, lleva a algunas mujeres a convertirse en madres por convencionalismo . 

Reflexionar sobre la maternidad no es nada fácil. La socióloga Josune Aguinaga, afirma que la maternidad puede ser muy deseada, y aquí entrarían las mujeres que acuden a técnicas de fecundidad asistida, la no deseada, cuando fallan los métodos de anticoncepción y la maternidades deseadas -y aquí se encuadrarían la mayoría, pero deseadas con compatibilidad de desarrollo personal, que se dan en parejas y plantean una cierta conflictividad entre la vida personal y laboral.

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En el caso de las mujeres que deciden ser madres, pesa sobre ella el ideal moralizante de la “buena madre”, abnegada y perfecta, que antepone todo al bebé, que ha provocado y sigue provocando problemas de naturaleza psicoafectiva, psicosocial y laboral. La lucha de las madres por ser madres perfectas cumpliendo lo que la sociedad y su entorno más inmediato espera de ellas, sigue generando efectos negativos sobre sus emociones y su salud, ya que provoca frustraciones por ambos lados por no ser una buena madre y por una mujer realizada. Esta situación se demuestra en los intentos por intentar conciliar vida personal y familiar, ya que faltan servicios públicos, como guarderías, concienciación en las empresas sobre este tema y una verdadera corresponsabilidad de los miembros de la familia en los cuidados y tareas del hogar. 

También conviene resaltar que las políticas de conciliación en las empresas deberían ir dirigidas igualmente hacia hombres y mujeres, ya que no es un problema particular de las féminas, sino de toda la sociedad, y hay que desechar el falso mito de que las medidas de conciliación son un gasto para la empresa, ya que al contrario de lo que se piensa, generan ingresos para la empresa. Lo que ocasiona costes es precisamente la “no conciliación”.

De esta forma, en la sociedad patriarcal "La ideología de la buena madre confina a la mujer en casa, convierte la maternidad en una profesión a tiempo completo", critica la filósofa Elisabeth Badinter.

Por último-como afirma Yanina Ávila- para  intentar comprender la figura y función de la maternidad (la madre amorosa y solícita con el niño), hay que ubicarla como un producto histórico inventado, a partir del siglo XIX. Dicho modelo ha servido, entre otras cosas para legitimar el orden de la heterosexualidad obligatoria y el de una supuesta división natural del trabajo, que asigna a los varones el espacio privilegiado del mundo público ciudadano y a las mujeres el de lo privado o lo doméstico, o en su defecto, quedar a cargo de la responsabilidad “natural” de las labores maternas o domésticas.

La maternidad no puede ser un mandato social, sino una opción personal que puede resultar una experiencia muy gratificante cuando es el resultado de una elección libre.

-Mujeres frente a los espejos de la maternidad: las que elijen no ser madres. Yanina Ávila González.
- “La mujer y la madre”. Elisabeth Badinter

jueves, 20 de noviembre de 2014

Condiciones laborales, trabajadoras y trastornos alimentarios



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Debido a la alimentación y un estilo de vida inadecuado de la sociedad moderna, con un alimentación rápida e hipercalórica y altas dosis de sedentarismo, han aumentado los problemas de sobrepeso y obesidad. Como reacción ante esta situación, se han construido unos valores estéticos de delgadez y de culto al cuerpo, además de actitudes sociales de marginación a las personas con obesidad.

 Estos valores y actitudes toman más fuerza entre las mujeres, jóvenes y de clases altas, donde han disminuido en esta parte de la población el porcentaje de obesidad y ha aumentado el bajo peso y los trastornos de conducta de alimentación.

De esta manera se hace necesario superar el dilema entre padecer obesidad o sufrir trastornos alimenticios, por medio de una adecuada educación de buenos hábitos alimenticios y deportivos.

Existen por otro lado, ciertas profesiones que exigen a sus trabajadoras en su mayoría, ciertas condiciones estéticas de peso y altura y en la que se puede considerar que están por debajo de lo que la OMS, puede señalar como saludable. Como ejemplo, las profesiones relacionadas con la industria de la moda, y cuyo objeto social tiene este fin, y a las que se les exige a sus empleadas que tengan unas determinadas medidas, prohibiendo incluso en sus establecimientos la venta de tallas superiores a la 42 o la venta exclusivamente de tallas inferiores a la 38. La obsesión por la delgadez de la industria de la moda ha llegado a provocar incluso que algunas jóvenes acaben ingresadas en el hospital debido a su desnutrición.


 Llama la atención el vacío legal en relación con la regularización de la actividad que ejercen las modelos y las actividades que desarrollan las agencias que las representan y todas las industrias cuyo objeto social, expongan a sus trabajadoras a ciertas condiciones físicas que supongan un riesgo para su salud, como tener un determinado peso o talla.

Para ciertas profesiones la apariencia física, se ha convertido en un reclamo, que cotiza más en alza que las habilidades técnicas para realizar el trabajo. En una interesante investigación sobre "Trastornos alimenticios y mercado de trabajo" de Jose Luis Moreno, se afirma que existe una relación causal entre las exigencias de ciertas profesiones  y los trastornos de alimentación. Además de las modelos, y ciertas profesionales relacionadas con la estética y del mundo del arte, a las trabajadoras de pubs y discotecas, se les exige un cierto físico que atraiga a la clientela, y con una cultura de la fiesta en que se recurre a una alimentación escasa y mala, los problemas alimenticios son acuciantes.

Las dependientas de cadenas de moda, son reclutadas también entre gente muy joven y muy delgada, que además de estar expuestas a largos periodos de trabajo, comen en los aseos en pocos minutos alimentos muy calóricos, y en donde en su convenio laboral no se reconoce un tiempo para comer sano y bien.

La pregunta que se plantea es qué puede hacerse desde el Estado para combatir la discriminación corporal y qué alternativas morales y políticas se nos presentan por delante.

La solución controvertida que propone es que podemos plantear diferentes medidas. Por un lado, si se dice que es ilegítimo que el cuerpo sirva para conseguir trabajo, se debería penalizar cualquier forma de discriminación por la apariencia física, creando una legislación severa al respecto.

La otra opción  que plantea sería que, si se considera el atractivo físico como requisito de ciertas profesiones, habría que distribuir de manera democrática y de manera clara las competencias claras para cultivar el atractivo físico. Por tanto, una salida posible consistiría en oficializar los criterios. Así, estos dejarían de funcionar de forma caprichosa e injusta: las candidatas a tales empleos sabrían qué hacer para lograrlos y podrían activar un programa racional (en su cuerpo, en su apariencia) para la consecución del trabajo  En la escuela, con una asignatura sobre la importancia del cuerpo para lograr un trabajo y cómo cultivarlo para sacarle el mejor partido como herramienta en este sentido. En el mundo laboral, incluyendo en los convenios colectivos que determinados trabajos son cualificados físicamente.

Los datos del estudio reflejan, que se debería incidir más en las relaciones laborales que generan los trastornos de alimentación, afirmando que la extrema delgadez debe ser considerada riesgo laboral en determinadas profesiones, y que si no se hace se incurrirá en discriminación de género porque 9 de cada 10 personas que sufren trastornos alimentarios son mujeres.

Por último, subrayar la importancia de factores determinantes que predisponen y perpetúan estos trastornos de alimentación que sufren muchas personas. Entre ellos, destacar el papel  determinante que juegan los medios de comunicación con reiterados mensajes aludiendo a la figura de un estereotipo de mujer irreal, la publicidad engañosa y los creadores de moda utilizando una imagen femenina con un peso muy inferior a los límites saludables, el desconocimiento de la población juvenil sobre este los trastornos de alimentación, y la propagación  de  valores en los que la cultura del éxito está asociada a una  buena apariencia física para  triunfar en la vida.

Fuentes consultadas:
-Modelos: Riesgo, profesión y vacío legal. María Llanos Calero
- Mercado de trabajo y trastornos alimentarios: las condiciones morales y políticas de la resistencia. Jose Luis Moreno Pestaña. Universidad de Cádiz

viernes, 24 de octubre de 2014

Las constituyentes: Las madres de la constitución española



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“Las mujeres tienen que hacer la política, porque la política es muy importante, demasiado importante para que lo hagan tan sólo los varones y si nosotras no la hacemos, nos la van a hacer por nosotras, que es lo que ha ocurrido hasta ahora”. María Izquierdo, diputada socialista por Granada en 1977.

Normalmente, debido probablemente al imaginario colectivo y los medios de comunicación, cuando se piensa en las personas que protagonizaron la elaboración de la constitución española, viene a la cabeza a hombres encorbatados en el congreso de los diputados, a los llamados padres de la constitución , pero ¿qué hay de las madres?

Simplemente han sido relegadas en la historia y silenciadas. Tantos años invisibilizadas no puede ser un mero olvido . Como dice una de ellas, la diputada Ana M. Ruiz Tagle: "En primer lugar porque  el certificado de defunción del patriarcado aún no se ha expedido y en segundo lugar, porque todavía las empresas audiovisuales están dominadas por hombres”.

Se olvida que 27 mujeres entre diputadas y senadoras fueron las protagonistas del cambio político hacia la democracia y participaron en la elaboración de la constitución española de 1978, defendiendo activamente la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la sociedad española.

Por esta razón, el incalculable valor de la película de Oliva Acosta “Las constituyentes”, en recoger los testimonios de 14 de aquellas parlamentarias. Se trata de una mirada sobre la transición española en un trabajo audiovisual, inédito en España hasta el momento,desde la perspectiva de las mujeres. “Cuando les propuse hacer este documental no creas que me dieron un 'sí' inmediato, no, tuve que convencerlas, porque ellas –y sé que cuesta creerlo– piensan que tampoco es para tanto… Los hombres se suelen dar más importancia a sí mismos que las mujeres”, explica Acosta.


A través de los testimonios de las protagonistas, se narra como muchas de ellas iban de las últimas en las listas de sus partidos, rellenando nombres, dando por hecho que no saldrían, y el esfuerzo que hicieron en la campaña electoral. Virtudes Castro, diputada socialista por Almería, recuerda como se recorrió con su propio coche todos los pueblos de la provincia donde ella y su marido lo hacían todo, desde repartir propaganda, anunciar el mitin con un megáfono, hasta pegar carteles.

Cuando salieron elegidas, tenían un deseo de cumplir con la responsabilidad que el pueblo les había dado, porque en las calles se vivía un ansia de libertad, que les daba fuerza para luchar por lo que se les había encomendado.

Llama la atención, como todas recuerdan por la impresión que les causó, la imagen de  Dolores Ibárruri “La Pasionaria” y Alberti entrando en el congreso:  Cuando entró Pasionaria del brazo de Rafael Alberti en el hemiciclo se hizo un silencio que se podía cortar. Difícil olvidarlo”

Afrontaron un reto tan importante como fue el de pelear, para que en la redacción de los artículos se recogiera la plena igualdad jurídica entre hombres y mujeres, después de muchos años de dictadura, y la satisfacción de ver su firma, como mujeres, estampada en la constitución. Teresa Revilla recordaba “parece que no se votaba nada y se votaba algo absolutamente histórico”. Era la primera vez que no se discriminaba a la mujer por su condición de mujer. 

 Para Nona Inés de Vilariño, el artículo 14 no fue el mayor problema con que se encontraron:"Ese artículo no nos dio muchos disgustos, porque era, y es, la declaración formal de la igualdad. Sin embargo, el artículo 9, que establece que es obligación de los poderes públicos remover los obstáculos que impidan la igualdad, fue muy duro de redactar. Y lo fue, porque el derecho a la igualdad no era tan fácil. De hecho, no se ha conseguido".



A pesar de que estas diputadas y senadoras se encargaron de que no hubieses ninguna discriminación por sexo en la constitución, no pudieron hacer nada para que saliera adelante el artículo 57.1 que disponía la prevalencia del hombre sobre la mujer en el orden sucesorio de la corona. Todas, de todos los partidos, se salieron del hemiciclo cuando se produjo la votación. “No podíamos apoyarlo. Un texto constitucional que garantizaba la igualdad, de repente, incluía una contradicción en el tema de la Corona.” comenta María Izquierdo.


Esto es un claro ejemplo de la unidad y preocupación que mostraron estas mujeres por la igualdad por encima de partidos e ideologías y una clara lección de la que deberían tomar nota las políticas actuales.
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Carlota Bustelo, una de las protagonistas de la película narra, que impulsó una proposición para que se concediera la amnistía a mujeres que estaban en la cárcel por haber abortado y a los y las profesionales de la sanidad que las habían asistido en ese proceso. Bustelo también  comentaba sobre el tema del aborto: Por ejemplo, en el artículo 15 (“Todos tienen derecho a la vida…”) no fue posible escribir “todas las personas”… “Fue tremendo el debate. Peces-Barba me decía: ‘No te pongas pesada, ya verás que saldrá’. Pero tenía que insistir. Eso facilitaba el hacer legal el aborto, y no fue posible…” .Y sin embargo luego, cuando fue necesario, los portavoces de los partidos le dieron una interpretación distinta a ese “todos”. Y sirvió.

Manifiestan, cómo la compatibilización de su vida familiar y profesional a muchas les pasó factura dentro de los partidos, viéndose en una anécdota muy gráfica, que cuentan en el debate sobre "las decisiones de la cervecita", las que los varones tomaban cuando ya ellas se habían tenido que marchar después de las ocho de la noche, a atender sus responsabilidades familiares.

Entre otras cosas, afirman que, los partidos siguen aún funcionando en un modelo jerárquico y patriarcal que no se corresponde con lo que la sociedad actual necesita. Como apuntaba la diputada socialista Carmen Calvo, “cuando los hombres se retiran de la política se les sigue recordando pero de nosotras no hay rastro, volvemos otra vez al anonimato”. Llegaron a la conclusión entonces de que hay que seguir luchando por la igualdad y por cambiar las propias estructuras de los partidos políticos.

La directora, recuerda que en “Las Constituyentes” hay "un nivel de representación política altísimo, pero que las notas sobre la película, están en la sección de Cultura, en la sección de Ocio, en la sección de Mujer... Si yo hubiera hecho una película sobre 27 diputados... estaríamos en la sección de Política. porque esta película es política totalmente, y las protagonistas de la película son evidentemente políticas, pero hay un mensaje político y personal, porque lo personal es político, que se tiene que escuchar en este país. Y precisamente nos lo están dando esas mujeres del año 77, que es, señores, señoras, en política no vale todo, hay unos valores que hay que conseguir y transmitir”


Información sobre la película en Las constituyentes

  Twitter @sibelo05