lunes, 2 de febrero de 2015

La importancia de la perspectiva de género en la investigación



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Un análisis poco riguroso de la historia de la ciencia, llevaría a afirmar la ausencia prácticamente  de las mujeres en ella.  Desgraciadamente las personas que han escrito la historia, no han sido mujeres, y ha propiciado una visión sesgada y por tanto ellas han estado silenciadas, ignoradas y discriminadas. ¿Ha habido científicas? Por supuesto. Las mujeres siempre han sentido curiosidad por el conocimiento y el desarrollo científico. Este intento de recuperación para la historia de la ciencia de figuras femeninas y la reflexión sobre su exclusión de este ámbito, es un trabajo de  denuncia imprescindible desde la propia ciencia, y desde el ámbito de la historia, la sociología y filosofía. 

La historia de las tecnólogas tiene sus propios problemas y dificultades. Hay que tener en cuenta la prohibición a la mujer del derecho a la propiedad, lo que provocó que muchos de los inventos hechos por mujeres, fueran registrados con el nombre del padre o del marido. Para algunas, la propia empresa científico-tecnológica occidental era profundamente sexista al estar construida sobre los valores de dominación y control típicamente masculinos. Se obvian inventos realizados por las mujeres.

¿Qué tienen en común, Teano (Cosmóloga), Marie Lavoisier (Química), Marie Curie (Física y química), María Cunit (Astrónoma) y Ada Lovelace (Matemática), entre otras? Pues que fueron mujeres que han sobresalido en épocas totalmente hostiles para ello, que gozaron de unas oportunidades impensables para la mayoría de su tiempo: hijas o esposas de científicos, de clase alta. Por esta razón, se deben citar los condicionantes económicos, sociales y familiares de ellas para que no se vean como casos  excepcionales, y de una genialidad inalcanzable, sino como modelos plausibles para las mujeres, y que cuando existen contextos favorables para que ellas se desarrollen intelectualmente y científicamente, los resultados saltan a la vista.
 
Investigación-científicas-género-discriminación
Panel de la Exposición:La mujer, innovadora de la Ciencia
De hecho, algunas encontraron vías de participación en la ciencia, a través de las cortes de los príncipes renacentistas con trabajos intelectuales, en los talleres tradicionales donde trabajaban con sus padres y maridos practicando la astronomía y la entomología y en los salones y círculos científicos para mujeres, aunque nunca legitimados por la ciencia oficial.

La ciencia que comienza a desarrollarse desde el siglo XVII, y que perdura en amplios sectores de la comunidad científica hoy en día, adopta la imagen de una ciencia objetiva, racional y neutral, atributos que se les atribuyen tradicionalmente al género masculino y vinculando lo femenino con lo subjetivo, intuitivo y racional. Pero en la ciencia no hay nada inherentemente masculino.

La ciencia es una construcción social y como tal no es inseparable de los procesos que se desarrollan en la sociedad, y por tanto los paradigmas y teorías científicas dependen del contexto histórico, social y económico, donde surgen. No está libre de los condicionantes culturales y sociales de su tiempo. Por esta razón, los estereotipos de género se trasladan a las investigaciones produciendo sesgos de género en ellas

La ciencia se ha desarrollado históricamente como una actividad masculina y adoptando una perspectiva androcéntrica, que hace de lo masculino la norma: identifica lo masculino con lo humano en general y, a su vez, equipara todo lo humano con lo masculino. Por otro lado nos encontramos el supuesto erróneo de diferencias entre hombres y mujeres (exacerbando diferencias biológicas o naturalizando, diferencias socialmente construidas).
 
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El sesgo de género en medicina, ha producido bajo la presunción de igualdad en los sexos, que se incluyan en los ensayos a hombres mayoritariamente, extrapolando los resultados obtenidos a las mujeres y excluyendo a las embarazadas de las investigaciones. Esta situación ha provocado que las mujeres sufran el doble de reacciones adversas  y existan importantes lagunas en el conocimiento sobre embarazadas. También existe una falta de investigación sobre las enfermedades que específicamente sufren las mujeres, sus causas y las formas de prevenirlas. Tradicionalmente la salud de las féminas se ha investigado y valorado solo vinculada a la salud reproductiva, sin tener en cuenta una perspectiva de la salud más integral.

Desde luego, el componente cultural del conocimiento al que contribuyen las metáforas en la ciencia es clave, no estando libre también de prejuicios sexistas como por ejemplo, las utilizadas en biología para explicar los procesos reproductivos. 

Según Emily Martín, en las descripciones del uso de las estructuras y funciones de los sistemas reproductivos femeninos y masculinos, la pasividad del óvulo y la competitiva carrera heroica de los espermatozoides, reflejan estereotipos culturales de los comportamientos femeninos y masculinos, y tienden a legitimarlos. El óvulo se comporta de una manera “femenina” mientras que el espermatozoide lo hace de una forma “masculina”. Se subraya la fragilidad del óvulo a la vez que apasiona la resistencia y la velocidad de los espermatozoides. Cierto tipo de metáforas, pueden cambiar el régimen de verdad relegando a ciertos grupos a un estatuto de inferioridad. Eliminarlo es muy difícil y exige análisis y prácticas muy sutiles, como pueda ser el desenmascaramiento de esas metáforas que ayudan a mantener la configuración genéricamente sesgada de la sociedad.

Consiste en desvelar cómo operan los estereotipos de género en la investigación, en qué medida ponen en entredicho la excelencia científica y hasta qué punto tienen un impacto social discriminatorio.

Un enfoque sensible al género en el contenido de las investigaciones, contribuye a una mayor calidad y validez de éstas: si las investigaciones tienen en cuenta las diferencias entre mujeres y hombres, en la población de la investigación, los resultados serán más representativos. Las categorías generales como "gente", "pacientes" o "usuarios" no hacen distinción entre hombres y mujeres.

Diversos estudios, como los hallazgos en  Proceedings of the National Academy of Sciences", han demostrado que tanto los hombres como las mujeres que evalúan la calidad del trabajo de los investigadores para la financiación, publicación o propósitos de empleo otorgan a los hombres una calificación más alta, los considera mejores candidatos y creen que se les debe ofrecer salarios más altos que a las mujeres, incluso cuando presentan las mismas credenciales.

 La igualdad de género en la ciencia e investigación requiere no solo acciones para incrementar la participación de las mujeres en los grupos de investigación, sino también en las instituciones, reformando estructuras y barreras que impiden una presencia equilibrada de mujeres, como en el propio conocimiento con la integración de la dimensión de género en los propios contenidos científicos y tecnológicos.

Si las mujeres no se incluyen en condiciones de igualdad en la ciencia y la tecnología, la visión del mundo ha sido y será parcial.
 
Fuentes consultadas
-          Guía para la inclusión de la perspectiva de género en los contenidos de la investigación. Cirem Fundación
-          Manual de género en la lnvestigación. Ministerio de Ciencia e investigación.Europeam Commission. Research & Innovation.
-          Ciencia, Tecnología y género .Número 2.Enero-abril 2002.Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología , Sociedad e Innovación. Marta I. González García y Eulalia Pérez Sedeño.
-          El sexo de las metáforas. Eulalia Pérez Sedeño. CSIC.

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