La medicina y particularmente la psiquiatría, han sido a lo largo de
la historia fuente de ideología sexista y sistema de control sobre las mujeres.
El papel del cuerpo de la mujer se reducía a la maternidad, y se la suponía
débil y tendente a padecer trastornos mentales, argumentando que “la fisiología
femenina era causa intrínseca de determinados desarreglos mentales”.
La psiquiatría que no escapaba a juicios discriminatorios sobre la
salud mental de las féminas, planteaba que ”la locura más frecuentemente producida por la menstruación
era la manía aguda”. Las mujeres eran consideradas como “eternas enfermas”.
Pero en realidad, tanto niñas como mujeres enfermaban a causa de las condiciones
de vida que se les imponían, pero en esa época son muy pocos los médicos que
tenían en cuenta los factores sociales.
Actualmente el malestar emocional de las mujeres está
medicalizado, siendo las mujeres consumidoras de más psicofármacos que los
hombres.
Medicalizar es aplicar
medicamentos o hacer intervenciones médicas innecesarias o excesivas. Es
intervenir médica o farmacológicamente en la vida de las personas sin
justificación.
Las mujeres sufren más los
efectos secundarios de los fármacos al no contar con ellas en los ensayos
clínicos, no teniéndose en cuenta la fisiología femenina debido a los ciclos menstruales y
otras circunstancias especiales como embarazo, lactancia, menopausia, que
afectan a la manera de dirigir esos fármacos.
Uno de los aspectos más criticados
desde los grupos de mujeres para la salud, has ido la excesiva medicalización
de todas las fases normales del ciclo reproductivo de la mujer: menstruación,
embarazo, parto y menopausia, describiéndolas y atendiéndolas como si fueran
enfermedades.
Así, se invisibilizan los estudios que explican los problemas de salud mental o física por causa distintas relacionadas con las desigualdades de género: el rol de cuidadoras, la violencia contra las mujeres, la doble jornada o el estrés, entre otros.
Así, se invisibilizan los estudios que explican los problemas de salud mental o física por causa distintas relacionadas con las desigualdades de género: el rol de cuidadoras, la violencia contra las mujeres, la doble jornada o el estrés, entre otros.
El hecho de que las investigaciones médicas se han basado en estudios a
los varones, y que no han tenido en cuenta que pudieran existir diferencias
entre mujeres y hombres, ha supuesto un grave atentado contra la igualdad de
derechos en salud. Se cree que por su naturaleza, las mujeres están más
protegidas de los infartos de miocardio, cuando de hecho, es la primera causa
de mortalidad a partir de los 55 años
“Estamos invisibilizando los problemas de salud de las mujeres, cometiendo
errores en el diagnóstico, realizando exploraciones que no conducen a un fin
eficaz, y recomendando tratamientos que pueden enfermar o acelerar las
enfermedades que pretendíamos tratar[…]En
el caso de la menstruación, por ejemplo, utilizan el anticonceptivo para
ocultar e invisibilizar directamente la posible enfermedad[…]. Carme
Valls Llobet, endocrinóloga
Son graves también las consecuencias, acerca de no dar la suficiente información a la gente
para tomar sus propias decisiones en relación con su salud, como es el caso de
las donantes de óvulos que no se les informa suficientemente del riesgo grave
que corren de sufrir el síndrome de la hiperestimulación ovárica o padecer en
un futuro infertilidad o menopausia prematura o cáncer de mama u ovario por
exceso de terapia estrogénica.
También es conocido el fenómeno de pérdida de masa ósea que tiene
lugar en la perimenopausia. Ésta se estabiliza con el tiempo y no tiene ninguna
trascendencia. Los riesgos de fractura a esta edad son mínimos, despreciables.
“No se puede entender
que se haya promocionado (¡y se siga promocionando!) la terapia hormonal
sustitutiva cuando es un tratamiento que ofrece muchos más riesgos (y daños)
que beneficios, no se entiende que el enfoque de la osteoporosis pase por la
insistencia en la práctica de la densitometría, no se entiende de dónde sale
esa costumbre de hacer a las mujeres sanas
ecografías ginecológicas sin ningún motivo, ni cribados mamográficos a mujeres
menores de 50 años, ni la exageración de los beneficios de este mismo cribado de los 50 a
los 70 años, ni el cribado anual en el caso del cáncer de cuello de útero, ni
la financiación por parte del sistema público de salud de la vacuna contra el
virus del papiloma humano (VPH).” Roberto Sánchez Sánchez. Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria
La prensa científica y los medios de comunicación de masas proporcionan
ejemplos, donde se advierte de la cantidad de personas “afectadas” –de menopausia,
de osteoporosis, ...–- que no están siendo tratadas. La estrategia es llegar al
público diana de esta publicidad directa que son personas razonablemente sanas, venderle una amenaza al
tiempo que se le presenta un producto que las librará de ella.
“La
industria farmacéutica no está interesada en nuestra salud especialmente, está
interesada en vender sus producciones…no tiene ideología en sí misma, quiero
decir que le da igual medicalizar a los hombres o a las mujeres, ella prefiere
cuanta más gente mejor, pero aprovecha la ideología imperante y se centra sobre
todo en las mujeres. Las razones son varias: tenemos una biología más compleja
y, junto a esto, esa cuestión que ya he apuntado, somos vistas como objetos, es
decir no como seres (que sería el caso de los hombres) y en tanto objetos somos
mejorables y despiezables (por ejemplo, a las mujeres nos quitan el útero con
una facilidad enorme y no así a los hombres la próstata, etc), por otro lado
estamos más interesadas en cuidarnos..)Margarita López Carrillo. Documentalista de
Salud.
En la actualidad, paradójicamente aunque la salud de las mujeres apenas se
investiga, se está poniendo en marcha la comercialización de la vacuna del
papiloma humano, un fármaco para suprimir la regla y una viagra femenina, no
exentas de contradicciones y efectos secundarios, que tienen más que ver con el
mercado de la salud que con las propia salud de las mujeres.
“En
esta sociedad, que parece que nos lo ha dado todo, nos han negado los derechos
sobre nuestros cuerpos”.
Fuentes consultadas
-Las mujeres y la enfermedad mental. Una perspectiva
de género a través de la historia
Contemporánea. Cristina Ortega Ruiz.
Psicóloga.
- Lo que una mujer no necesita. Roberto
Sánchez Sánchez Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria.
- La medicalización de la vida y la salud de las mujeres. Margarita López
Carrillo.
- Ser mujer no es una enfermedad
crónica. Publicación del servicio de igualdad del Ayuntamiento de Getxo.
Septiembre 2009.