miércoles, 1 de julio de 2015

Las cantantes negras del blues clásico: protesta y documento feminista





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Billie Holiday

Con la abolición de la esclavitud, por primera vez en la historia de la presencia africana en América, miles de mujeres y hombres de raza negra, pudieron tener la posibilidad de tener relaciones sexuales libres. La falta de libertad durante la esclavitud implicaba, entre otras cosas, la prohibición de que las relaciones familiares fueran duraderas y elegidas libremente.

Las personas esclavas eran consideradas mercancía y las mujeres valoradas por su capacidad reproductora, obligadas a copular con hombres con el único fin de dar mano de obra fuerte y valiosa para el trabajo. Durante la esclavitud, la música religiosa lo abarcaba prácticamente todo. Los cantos espirituales ayudaban a construir comunidad entre la población esclava y se interpretaba colectivamente. A su vez, daba expresión a los anhelos de libertad de la comunidad negra, así como un medio importante de preservar su cultura africana.

El blues clásico de los años 20 y 30 , fue la primera forma de arte que surgió después de la abolición y dio expresión a dos de las conquistas que habían logrado: la libertad sexual y la movilidad. Las cantantes negras de los años 20 surgieron como cantantes de blues, como trabajadoras, como profesionales, y así fueron grabando canciones.

Se resistían a reflejar en sus letras trayectorias femeninas marcadas por la resignación y la impotencia. Al contrario, sus letras estaban plagadas de referencias a la independencia femenina, al control sobre sus deseos, al ejercicio libre de su propia sexualidad. No eran solo sus letras, sus trayectorias de vida estaban construidas al margen de la moral de la época, contradiciendo las asunciones ideológicas dominantes en relación con las mujeres y el enamoramiento.

El sarcasmo y el humor eran los dos recursos utilizados en el blues, teniendo su origen en la música de los esclavos que utilizaban el doble sentido y su ironía para enmascarar su protesta

Cuestionaban al mismo tiempo que el lugar donde tenían que estar las mujeres era la casa, porque esta idea se basaba en la realidad social de las mujeres blancas de clase media pero se aplicaba incongruentemente a todas las mujeres sin tener en cuenta la raza o  la condición social, y ellas sabían que nada tenía que ver con su realidad social.

Por esta razón, puede resultar altamente significativa la escasez de alusiones al matrimonio y a la domesticidad en el blues de las mujeres de entonces. Tampoco trataban el tema de la maternidad, a pesar de que casadas o no, tenían hijos.  Esto no implicaba un rechazo de la maternidad como tal, sino más bien sugería que las mujeres del blues encontraron irrelevante el culto predominante a la maternidad para su realidad.

Para Angela Davis, activista afroamericana por los derechos civiles, estas cantantes fueron capaces de expresar las lógicas desde las que actuaban, sentían y sufrían las mujeres negras pobres y de clase trabajadora, porque ellas mismas formaban parte de ese grupo. Traducían de esta manera sus necesidades en un discurso que permitía  y/o posibilitaba su empoderamiento.

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Angela Davis


”Desde ahí, con un código que compartían y que,
al tiempo, las distanciaba de los grupos dominantes, eran capaces de establecer
una especie de comunión a través de las letras de sus canciones, pero también
por medio de su manera de estar, de moverse, de llegar a ellas”.

 
A partir de los años 90 se empieza a escribir biografías de estas cantantes y algunas críticas académicas e intelectuales  empiezan a considerar el blues clásico de las cantantes negras en el primer documento feminista ya que la mayoría de mujeres negras no tenían acceso a la educación, al contrario que las pioneras feministas de clase blanca todas educadas y con manejo de la escritura.

Así se destacan dos puntos claves para las feministas afroamericanas: por un lado, la capacidad del blues como un espacio de protesta en medio de una sociedad opresiva y por otro lado la posibilidad de tratar temas tabúes como la homosexualidad, el maltrato o la explotación. En contraposición, a las mujeres de clase media no les estaba permitido hablar sobre sexualidad en público.

Bessie Smith fue la “Emperatriz del Blues”, Ida Cox “la Reina sin corona del blues” y Clara Smith “la reina de los gimientes”. Sus apodos regios muestran la alta estima en que se las tuvo y se conformaron en modelos de lucha contra el sistema e imagen de autodeterminación.


A pesar que la censura de las casas discográficas, ejercía un gran control sobre el material que se grababa para evitar el escándalo, estas  cantantes  a través de su música, "forjaron y conmemoraron imágenes de mujeres vigorosas, animadas e independientes que no temían ni a su propia vulnerabilidad ni a defender su derecho a ser respetadas como seres humanos autónomos. Las cantantes de blues crearon conciencia social de corte feminista en la que convergen la crítica racial, de género y clase.”



- El Blues Clásico de los años veinte y treinta: feminismo y protesta. Copo Piñero
- Feminismos negros: Una antología. Mercedes Fabardo