Billie Holiday |
Con la abolición de la esclavitud, por primera vez en
la historia de la presencia africana en América, miles de mujeres y hombres de
raza negra, pudieron tener la posibilidad de tener relaciones sexuales libres. La
falta de libertad durante la esclavitud implicaba, entre otras cosas, la
prohibición de que las relaciones familiares fueran duraderas y elegidas
libremente.
Las personas esclavas eran consideradas
mercancía y las mujeres valoradas por su capacidad reproductora, obligadas a
copular con hombres con el único fin de dar mano de obra fuerte y valiosa para
el trabajo. Durante la esclavitud, la música religiosa lo abarcaba
prácticamente todo. Los cantos espirituales ayudaban a construir comunidad
entre la población esclava y se interpretaba colectivamente. A su vez, daba expresión a
los anhelos de libertad de la comunidad negra, así como un medio importante de
preservar su cultura africana.
El blues clásico de los años 20 y 30
, fue la primera forma de arte que surgió
después de la abolición y dio expresión a dos de las conquistas que habían
logrado: la libertad sexual y la movilidad. Las cantantes negras de los
años 20 surgieron como cantantes de blues, como trabajadoras, como
profesionales, y así fueron grabando canciones.
Se resistían a reflejar en sus letras trayectorias femeninas
marcadas por la resignación y la impotencia. Al contrario, sus letras estaban
plagadas de referencias a la independencia femenina, al control sobre sus
deseos, al ejercicio libre de su propia sexualidad. No eran solo sus letras,
sus trayectorias de vida estaban construidas al margen de la moral de la época,
contradiciendo
las asunciones ideológicas dominantes en relación con
las mujeres y el enamoramiento.
El sarcasmo y el humor eran los dos recursos utilizados
en el blues, teniendo su origen en la música de los esclavos que utilizaban el
doble sentido y su ironía para enmascarar su protesta
Cuestionaban al mismo tiempo que el lugar donde tenían
que estar las mujeres era la casa, porque esta idea se basaba en la realidad
social de las mujeres blancas de clase media pero se aplicaba incongruentemente
a todas las mujeres sin tener en cuenta la raza o la condición social, y ellas sabían que nada
tenía que ver con su realidad social.
Por esta razón, puede resultar altamente significativa
la escasez de alusiones al matrimonio y a la domesticidad en el blues de las
mujeres de entonces. Tampoco
trataban el tema de la maternidad, a pesar de que casadas o no, tenían hijos. Esto no implicaba un rechazo de la maternidad como
tal, sino más bien sugería que las mujeres del blues encontraron irrelevante el
culto predominante a la maternidad para su realidad.
Para Angela Davis, activista afroamericana por los
derechos civiles, estas cantantes fueron capaces de expresar las lógicas desde
las que actuaban, sentían y sufrían las mujeres
negras pobres y de clase trabajadora, porque ellas mismas formaban parte de ese
grupo. Traducían de esta manera sus necesidades en un discurso que permitía y/o posibilitaba su empoderamiento.
Angela Davis |
”Desde ahí, con un
código que compartían y que,
al tiempo, las
distanciaba de los grupos dominantes, eran capaces de establecer
una especie de
comunión a través de las letras de sus canciones, pero también
por medio de su manera
de estar, de moverse, de llegar a ellas”.
A partir de los años 90 se empieza a escribir
biografías de estas cantantes y algunas críticas académicas e intelectuales empiezan a considerar el blues clásico de las
cantantes negras en el primer documento feminista ya que la mayoría de mujeres
negras no tenían acceso a la educación, al contrario que las pioneras
feministas de clase blanca todas educadas y con manejo de la escritura.
Así
se destacan dos puntos claves para las feministas afroamericanas: por un lado,
la capacidad del blues como un espacio de protesta en medio de una sociedad
opresiva y por otro lado la posibilidad de tratar temas tabúes como la
homosexualidad, el maltrato o la explotación. En contraposición, a las mujeres de clase media no les estaba permitido
hablar sobre sexualidad en público.
Bessie Smith fue la “Emperatriz del Blues”,
Ida Cox “la Reina sin corona del blues” y Clara Smith “la reina de los
gimientes”. Sus apodos regios muestran la alta estima en que se las tuvo y se
conformaron en modelos de lucha contra el sistema e imagen de autodeterminación.
A pesar que la censura de las casas
discográficas, ejercía un gran control sobre el material que se grababa para
evitar el escándalo, estas cantantes a través de su música, "forjaron y
conmemoraron imágenes de mujeres vigorosas, animadas e independientes que no
temían ni a su propia vulnerabilidad ni a defender su derecho a ser respetadas
como seres humanos autónomos. Las cantantes de blues crearon conciencia social
de corte feminista en la que convergen la crítica racial, de género y clase.”
- El Blues Clásico de los años veinte y
treinta: feminismo y protesta. Copo Piñero
- Feminismos negros: Una antología. Mercedes
Fabardo