Los ataques terroristas que se produjeron
en Estados Unidos, España y Gran Bretaña así como el reciente acaecido en Francia, ha
dado lugar en Europa a manifestaciones de rechazo hacia lo musulmán. La
diferencia cultural que se proyecta sobre los colectivos de inmigrantes se ve
como una amenaza hacia la cohesión social de los estados, e incidiendo más
hacia los colectivos de religión musulmana.
El rechazo a lo musulmán se articula,
también, en gran medida a través de la mujer musulmana, no considerada como víctima de un patriarcado sino de una religión y
representada como el arquetipo de la mujer oprimida, pasiva y sumisa.
“Un
importante pilar en el que se sustenta esta aversión ante población musulmana
es que no se les considera como productores de cultura, lo que es en definitiva
toda sociedad humana, sino productos de su cultura, juzgada como anclada en el
tiempo e inamovible, en la que las mujeres serían vehículo de estos valores
obsoletos”.
Los medios de comunicación juegan un gran papel en la construcción de
estereotipos sobre las musulmanas ya que casi
todas las noticias versan sobre la vestimenta de la mujer y el resto sobre su
opresión, presentándolas como víctimas sistematizadas. Son consideradas
como marginadas y en exclusión, y aunque no niegan que es parte de una realidad,
detrás de esos estereotipos se invisibiliza a mujeres que trabajan, que van a
la Universidad, emprendedoras , y mujeres que se unen para protestar y
denunciar el machismo y sexismo imperante en las sociedades musulmanas, a
través del feminismo islámico.
Así, ante la pregunta ¿es compatible
el islam y el feminismo? Asma Lamrabet plantea: El feminismo es plural, no existe un
único feminismo. Nosotras las feministas musulmanas compartimos los principios
comunes del feminismo: la igualdad, la libertad, la dignidad de la mujer y la
reivindicación de los derechos humanos, pero enraizado en la idiosincrasia
coránica.
Propugnan que no quieren abandonar
su religión para luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres
sino quieren hacerlo desde dentro del islam, a través de la reinterpretación
del texto coránico.
En el mundo islámico no ha calado el discurso de las feministas occidentales
como tal, ya que se piensa que está occidentalizado.
Si prestamos
atención a la historia, se puede afirmar que el feminismo no es una
construcción exclusivamente occidental, y que los movimientos feministas se
originaron de forma simultánea en algunas partes de oriente y occidente.
Desde
las feministas islámicas se plantea, que afirmar que el feminismo es occidental
, “no sólo advierte sobre la ignorancia
de la experiencia histórica, sino que sirve para perpetuar la noción, que tiene
una amplia difusión en Occidente, de que los musulmanes y los orientales son
incapaces de generar críticas al patriarcado y a la subordinación femenina, e
incapaces de organizar movimientos para arreglar las cosas, es decir, para
producir el feminismo. El feminismo islámico es
feminismo descolonial o postcolonial”.
“El feminismo islámico desafía las
dicotomías (Este-Oeste, público-privado, secular-religioso), los principios
patriarcales de los hadices y del fiqh, y la
prohibición del acceso de la mujer a las profesiones religiosas y al espacio
principal de la mezquita”
En contraposición el fenimismo islámico no está exento de críticas, y así, la feminista egipcia Nassyla Tamzah
sostiene que "el feminismo islámico no existe" y que “el feminismo es una ideología de liberación
y el islam una obediencia”
Son numerosas las pensadoras e investigadoras
musulmanas o especialistas en el mundo musulmán que hacen hincapié en que no es la religión sino el patriarcado lo
que incide negativamente en la situación
de sus mujeres, ya que se confunde la dimensión institucional con la espiritual, denunciando el mensaje misógino
que quieren atribuirle al islam. El problema del islam, afirman, es que está
controlado por una élite.
“De hecho, el verdadero problema que se plantea, no es tanto el Corán, sino
lo que se ha hecho de este Corán durante siglos y siglos de lectura y de
interpretaciones sexistas hacia la mujer” (Lamrabert)
Para este moviemiento,no hay diferencia entre el hombre y la mujer en el Corán.
Cuando se habla de la creación se habla del ser humano. Los
conceptos clave del feminismo islámico son los principios coránicos de la
igualdad de género y la justicia social. Ijtihad, el
ejercicio del pensamiento racional y la investigación independiente de las
fuentes religiosas, es la metodología básica del feminismo islámico.
Cuando se les plantean cuestiones
como la lapidación
dicen que es una tradición judía anterior al islam. “No existe en el Corán” .
Las ablaciones e inmolaciones también están prohibidas en el islam y el burka
no es una vestimenta islámica, ni árabe, sino afgana.
Esta nueva ola de islamofobia se trasmite a su vez a través del odio a las
mujeres islámicas que llevan ciertas indumentarias, fundamentalmente combinadas
con una pieza para cubrir la cabeza. Sostienen que el velo no es ni cultural, ni
político, ni ideológico, ni significa sumisión al hombre. Es un símbolo
relacionado con la fe. Solo aparece citado solo una vez en el Corán y de manera
sutil, recalcando que son libres de llevarlo o no.
Autor:Eneko |
“No nos quita la inteligencia. Es una identidad. No hace
daño a nadie, no quita mi libertad. No me impide nada, entonces ¿Qué miedo da?”
plantea Ejbari Naima, especialista en género
y migraciones.
Existen musulmanas que antes no llevaban el velo, y decidieron llevarlo como reacción a su estigmatización, y han experimentado por el
simple hecho de llevarlo “que no solo sorprende, sino molesta, cuando no ofende”. En Francia, a partir de 2004, ha
aumentado el número de jóvenes musulmanas
que han optado por llevar el velo en solidaridad con las musulmanas excluidas, y
como forma reivindicativa.
Se han generado conflictos de convivencia, como por ejemplo,
el que gira en torno sobre el debate de la aconfesionalidad pública y el
derecho individual de las chicas musulmanas a llevar el velo en los centros
escolares.
Desde las expertas en migraciones y género afirman que el
problema es no "saber integrar" en la educación, existiendo un fracaso de la
integración en Europa, con las anteriores generaciones y las nuevas. La segunda
generación de musulmanas que viven en occidente se sienten excluidas socialmente y exentas de poder.
En este escenario el paradigma de la interculturalidad se plantea como
una salida para tender puentes entre pueblos, como una vía para la
comunicación, convivencia y enriquecimiento social necesario en contextos
pluri/multiculturales y una herramienta para combatir los discursos xenófobos
de las élites imperialistas.
Desde el feminismo islámico, pretenden enfatizar el papel de
las mujeres en las sociedades islámicas como agentes fundamentales para luchar
contras las desigualdades y alcanzar la justicia social, planteándose como
objetivo “recuperar la idea de la umma, o comunidad islámica concebida como un espacio compartido —compartido
igualmente por mujeres y hombres— y como una comunidad global pluralista”.
Fuentes consultadas:
-Feminismo islámico en marcha. Margot Badran
- Velos, burkas... moros: estereotipos y exclusión de la
comunidad musulmana desde una perspectiva de género. Asun GARCÍA,
Antoni VIVES, Carmen EXPÓSITO, Socorro PÉREZ-RINCÓN, Lola LÓPEZ; Gemma TORRES;
Elisenda LOSCOS. Universidad de Barcelona.
- I
Seminario de Género e Interculturalidad: Mujer e Islam. Universidad de Almería